domingo, 31 de enero de 2010

Sólo importa el mensaje

DEJE DE MATAR AL MENSAJERO.
LE ESTA ENSEÑANDO A SER MÁS SENSIBLE. ¿ESTÁ SEGURO DE PODER LLAMARLO ANIMAL?
Sólo importa el mensajePor Julio Andrés Pagano

Preste atención. Infinitos mensajes llegan a su vida para ayudar a que cambie, pero así como vienen se van. La rutina, la seguridad, la indiferencia y la costumbre los echan a patadas. La mente social alerta sobre el peligro de escuchar a los desconocidos, teme perder el control.

Perpetuar una realidad apática y desequilibrada es el propósito de los que pretenden que el hombre permanezca de rodillas y en las sombras. Deje de matar al mensajero. Escuche. La vida quiere verlo disfrutar. Rompa sus cadenas. Vibre.

Cristo, Buda, Krishna, Mahavira, Lao Tse, Chuang Tzu, un perro, una abeja, un pájaro, una flor, un vagabundo... Qué importa quién transmite el mensaje. Lo que vale es lo que se nos quiere decir. Sólo cuenta lo que la existencia, a través de sus infinitas formas, nos hace llegar para que evolucionemos.

Pero si en este momento su mente está horrorizada preguntándose “¿cómo se le ocurre igualar a Cristo con un perro?”, me temo que usted no está comprendiendo lo que intento decir, y quizás sea de los que piensan que sólo los que van a misa están cercanos a Dios.

Las diferencias están en nuestra cabeza. En nuestras particulares formas de percibir y entender el mundo. La existencia no discrimina. Utiliza todo lo que nos rodea para acercarnos aquello que nos quiere decir. Somos nosotros quienes hacemos las distinciones, quien distorsionamos según nuestros miedos, condicionamientos o conveniencias.

Las fronteras y las separaciones son inventos del hombre que muy pronto sucumbirán. Esas divisiones son las que conducen a las guerras, al aislamiento y a la destrucción. Son las que nos hacen creer diferentes. Las que impiden que nos reconozcamos como hermanos y que nos sintamos uno con el Todo.

La realidad es inmensamente rica. Nuestras miradas mezquinas son las que la muestran descolorida y pobre. El pájaro, con su vuelo, nos enseña la libertad. La nube, con sus transformaciones, nos enseña a fluir. La flor, expandiendo su aroma, nos enseña a ser generosos.

Todo enseña. A su modo, todo comunica. Varía el lenguaje, cambia la forma de expresión que adopta lo que se nos pretende transmitir, eso implica que debemos estar más atentos, más despiertos, cada día más conscientes.

Si cambiamos nuestra percepción, si ampliamos la mirada y conectamos con la existencia, por medio del corazón, podemos trascender nuestras limitaciones. Y cuando lo hagamos, no importará quien nos acercó el mensaje, porque habremos comprendido que las categorizaciones corresponden a una función de la mente, y que todo, absolutamente todo, forma parte del Creador.

Lo que marca la diferencia no es quién lo dice, sino qué se nos dice. El valor del mensaje está en su poder de transmutación, en su fuerza para impulsar los cambios. Si lo que recibimos nos ayuda a convertirnos en personas más positivas, sensibles y equilibradas, éso es lo que verdaderamente cuenta. El mensajero es como la baranda de una escalera, cumple una función, constituye un medio para ayudar a elevarnos.

No se olvide que la mejor manera de que alguien continúe preso es haciéndole creer que está en libertad. Tenemos que abrir los ojos. Pensamos que somos libres, sin embargo estamos cautivos por nuestras estructuras mentales. Permanecemos inmovilizados por las cadenas de las creencias. Así no hay posibilidades de remontar vuelo.

Si continuamos con el corazón cerrado, sin darnos el permiso de humanizar nuestros días, el sufrimiento, la violencia y la desesperanza serán el aire que respiremos. Aduéñese de su vida. ¿Por qué restar pudiendo sumar? ¿Por qué elegir quedarnos estancados, rumiando penas, pudiendo ser felices?

El exterior sólo nos muestra un reflejo de nuestro interior. Si lo que vemos fuera no nos gusta, cambiemos entonces lo que está dentro y mágicamente nuestra vida será otra. Se volverá luminosa.

Aprendamos a conocernos. Descubramos quiénes somos. Recuperemos el vínculo con nuestro niño interior. Sólo cuando demos este primer paso podremos confiar. Recién ahí conectaremos con la esencia de los mensajes. Ese día no importará si fue Cristo, Buda, la naturaleza, una mariposa o una flor quien nos acercó la enseñanza.

Habremos comprendido que la existencia, fiel a su naturaleza creativa, se disfraza de millones de maneras para acercarnos aquello que necesitamos saber.... Que caigan nuestras barreras. Demos paso al mensajero. Lo que importa es el mensaje.

http://www.proyecto-despertar.com.ar/

jueves, 28 de enero de 2010

Haití, no más dolor...

Haití,no más dolorHace unos días, tras el triste e impactante terremoto en Haití, y luego de ver un sobrecogedor video sobre ese tema, que circuló por Internet, mi propia esperanza en un mundo mejor y lleno de luz, se estremeció igualmente.

Buscando una respuesta alentadora, acudí a quienes califico como mis “Hermanos Mayores en la Luz”: Julio Pagano y, ahora también, Marisa Blok –y digo “ahora” porque recién conocí a esta otra “alma luminosa”, gracias a una fortuita circunstancia.

Ambos, argentinos, muy involucrados y comprometidos con el Despertar de la Conciencia –movimiento, según entiendo, iniciado por Julio Pagano-, y para lo cual trabajan en su país, desde hace algunos meses, impartiendo juntos el seminario “Vibrando desde el Corazón”. ¡Espero que pronto lleguen también a México… y a muchos otros países!

Mi pregunta para ellos fue: en el caso de Haití, ¿cómo poder ver la Luz a través de tanto dolor y sufrimiento?

Siempre súper ocupado y lleno de compromisos, Julio Pagano responde puntualmente a mis inquietudes, más bien a través de esos sabios escritos que surgen a menudo de su alma, y que tengo el privilegio de recibir, directamente de él, en mi correo personal.

Maru (Marisa Blok), artista plástica quien hace tres años decidió abandonar lienzos y pinceles para dedicarse de lleno al despertar de la conciencia, hablando desde el corazón, me envió este mensaje que –“con su venia”-, quiero compartir hoy con todos ustedes. Me parece que sus palabras son, verdaderamente, “luz en la obscuridad”. Aquí los dejo con ella:

“Como bien dices, Elvira, la muerte duele y duele. Ver tanta devastación parte el alma. Vivo a conciencia plena de cómo un alma hace su viaje de regreso cuando su corazón deja de latir.

Siento cómo su luz necesita, por el término de varios días, un acompañamiento de calma, serenidad y paz, para poder partir con la certeza de la misión cumplida.

Al enterarme del terremoto de Haití, cerré mis ojos e intenté visualizar 50,000 almas partiendo al unísono, como producto de una muerte inesperada, terrorífica y violenta… ¡y el horror me colmó!

Ahí me detuve y tomé conciencia que no debía agregar más dolor al dolor ya existente. Sólo pude entrar a mi corazón y acompañar a todas esas almas en paz y amor, y cobijarlas desde mi Ser.

Agradecerles el que hayan entregado sus vidas para que nosotros, como humanidad, seamos concientes de que el momento es "Ahora". Es Ahora, donde sólo nos cabe manifestar, a cada uno de nosotros, nuestra naturaleza Crística.

Sólo amor y servicio debemos irradiar. Nuestros hermanos se entregaron para que abramos "ya" el Corazón de la Tierra. Y esta es una tarea personal. Está en cada uno de los seres, el vivir a conciencia plena de lo que siente y de lo que irradia, en cada minuto de su vida.

Si asumimos nuestra responsabilidad de lo que emitimos mediante nuestros sentimientos y pensamientos, y de lo que generamos con cada emoción que liberamos, podríamos ver nuestra más íntima responsabilidad en este terremoto, y en cada uno de los gritos que emite hoy nuestra Madre, Gaia.

Cuando asumimos esta conciencia, sólo nos resta caminar por esta vida buscando nuestra propia e individual armonización. Si yo vivo en mi centro, si yo me armonizo, "mi entorno” se armoniza, el mundo entero se armoniza…

Si cada uno asumimos esto, la Paz colmará la Tierra. Soy de quienes intuye, sabe y siente, que una Nueva Humanidad está naciendo. Nadie dijo que el parto sería sencillo. Está en nuestras "individuales" manos hacerlo llegar a feliz término.

Y agrego, desde lo más profundo de mi corazón: Honro, bendigo y agradezco a nuestros Hermanos Haitianos que entregaron sus vidas masivamente, para ayudarme a despertar. Y, de una vez por todas, me comprometo ante la partida de sus almas, a asumir mi poder creador.

Me comprometo a vivir en mi Centro Corazón, atendiendo y llevando mi conciencia a ello. Por la Vida… por la Paz. Este es mi sentir más profundo, este es mi actuar de hoy.

Es probable que si mi razón hace preguntas, éstas queden sin respuesta. Pero también sé que opté por el camino del corazón. Gracias por Ser y Estar, querida compañera de viaje…”

Un muy fuerte abrazo.

Maru Blok.

lunes, 25 de enero de 2010

¡Hola, soy Chispita!

Foto Chispita¡Qué ironía! Yo, que vengo de la luz, ¡al fin desperté! Es que al llegar a este plano tan denso, pasé mucho tiempo atrapada en los sombríos confines de Madame Penumbra. Fue un sueño incómodo.

Digamos que viví adormilada, “apagada”, hasta que comencé a sentirme asfixiada, viviendo día a día rodeada de incontables penumbras e incertidumbres -los tenebrosos moradores de ese reino.

Me faltaba el aire. Me ahogaba. Intuía que debía de haber algo más. Otro mundo en donde yo pudiera respirar a gusto. Sin tantas trabas. Sin tantos miedos. ¡Con más luz! Un buen día, para mi fortuna, logré despertar. Hice un esfuerzo, sentí como si me brotaran alas, me elevé… ¡y comencé a despedir inesperados destellos!

¡Qué divertido fue el darme cuenta de todo lo que yo podía lograr en este mundo de luz al que realmente pertenezco! Ir de aquí para allá sin privaciones ni impedimentos. Y sólo haciendo lo que me gusta: volar, ser libre, y ser una Chispita que cuenta para alguien más.

Aunque ahora, con tristeza, veo cuánta bruma impera aún en el planeta. Así que me dedico a deambular por la vida sin ningún otro afán que el de encender esa “chispita de luz” que sé que también existe en cada ser viviente.

Por fortuna, en esta mi nueva misión, no estoy sola: tengo a mi amigo Destello, quien de vez en cuando me visita, o se aparece fugazmente para salvar una situación.

Aún siendo Chispita, a veces me amilano porque paso por situaciones tremendas que casi acaban con mi vida, es decir que casi apagan mi luz.

Ayer por la noche, de pronto, en un alto del semáforo, un par de automóviles conducidos por chicos jóvenes, muy alcoholizados, estuvieron a punto de chocar. Uno de ellos salió del auto para reclamar a quien manejaba el otro vehículo. Se armó una trifulca enorme.

Los gritos, las palabras altisonantes, el estado de ebriedad de todos los involucrados, tornó aquella escena en un campo de batalla verbal y casi física, pues dos de los chicos estuvieron a punto de liarse a golpes. Finalmente llegó la policía, lograron dispersar a los curiosos, y se llevaron a la delegación a los chicos problema.

En medio de tanta obscuridad estaba yo a punto de desmayar, cuando llegó, inesperadamente, mi amigo Destello. ¿Qué pasa Chispita? -me preguntó. ¿Por qué tan desfalleciente? Destello me escuchó y me dijo: no te preocupes, Chispita, esa es una de las lacras de la sociedad actual.

Desafortunadamente gran parte de los jóvenes cifran su felicidad en ir los fines de semana al “antro” a tomar y pasarla bien con sus cuates. Hay mucha obscuridad en ese entorno. Hijos de padres que no han encontrado –ellos mismos-, un verdadero sentido a la vida. Esos chicos vagan por el mundo perdidos, y sin saber a dónde van. Buscan escapes en las drogas o el alcohol. Si tan sólo alguien les pudiera decir que sí hay una salida para tanta obscuridad, que sí hay una luz al final del túnel…

Pero enfrascados en su rutina diaria, sin dejar de ver televisión y sumergidos en la programación de los medios de comunicación, en el consumismo, la frivolidad y el culto al cuerpo físico, no son capaces de ver más allá. Se preocupan mucho del “tener”, pero nadie les ha hablado de la importancia de cultivar el “Ser”. Buscan diversión en todas partes, menos en el interior de sí mismos. ¡Y es precisamente ahí, donde podrían encontrar la paz que tanto necesitan!

Destello se despidió rápidamente y yo me quedé pensando que, por fortuna, cada día son más –también entre los jóvenes-, quienes comienzan a descubrir su verdadera naturaleza. Es decir, que ellos –como yo-, son también “chispitas de luz”, y que sólo necesitan sacudirse la inercia para transformar su mundo.

Por otro lado, me doy cuenta que la obscuridad se agazapa no sólo en el corazón del delincuente o el asesino. Se disfraza también, hipócritamente, en forma de apatía. Invade el corazón de quien, en medio de la “crisis económica”, al final de su jornada se refugia en casa pensando que al menos él tiene trabajo, que puede aún pagar las colegiaturas de los hijos, salir de vacaciones con la familia, y cubrir los seguros que le protegen contra cualquier contingencia. En el fondo, ese pobre hombre está atrapado en el miedo, en la obscuridad.

Cree que todo depende de él. De luchar él mismo. De pelear él mismo. No ha aprendido a confiar en la Fuente. En la Luz que lo trajo y lo tiene aquí. No se da cuenta que, cuando finalmente conecte con ella, de verdad y de corazón, todo le será dado por añadidura…

¡Por hoy me tengo qué “apagar”! La próxima vez te presentaré a una amiga que seguro te gustará conocer!

Adiós… ¡y que se encienda también tu Chispita interior!

Elvira G.

® Derechos Reservados.

viernes, 22 de enero de 2010

La Gruta

El día amaneció límpido, con un sol tibio que envolvía a los seres en suave calor. Sin embargo, inesperadamente, el cielo comenzó a obscurecerse. El horizonte se tornó gris, presagiando la tormenta.

Encontrándose entonces en medio del bosque, Makarios corrió a refugiarse en la gruta que él conocía tan bien.

Mientras la lluvia torrencial horadaba los caminos allá en el exterior, el solitario vagabundo descubrió ante sus pies -tirada como al descuido-, una gastada hoja de papel.

El silencio y la calma circundante despertaron su curiosidad. Desplegando lentamente el empolvado papel, maravillado y sorprendido, Makarios comenzó a leer:

“En el momento más aciago de la tormenta, hay que buscar de nuevo el refugio interior. Saber callar. Saber observar y ver más allá del momento presente. Saber encontrar la calma en medio del torbellino.

Pensar largamente. Auscultar el viento. Hurgar en el futuro y tener el alma dispuesta a la aventura. Hoy terminarán las tribulaciones presentes, mañana será otro día.

No intentar detenerse en el camino aunque nos haya gustado algún paraje. El hombre sabio camina lento mirando todo atentamente, tratando de guardarlo en la memoria, para no tener más tarde que volver la vista atrás.

El hombre sabio aprecia lo que tiene, en el momento preciso, y no se lamenta de lo perdido, ni suspira por lo futuro. El hombre sabio agradece el pasado, está satisfecho de su presente y espera con tranquilidad el porvenir.

El hombre sabio recorre su camino bien dispuesto, sin culpar a nadie de sus posibles infortunios.

El hombre sabio ha aprendido que todos sus males o bienes no dependen más que de él mismo. De cómo él enfrente a su vida. Que nada ni nadie podrá hacerle daño, si él ha pertrechado cuidadosamente la entrada de su templo interior.

El hombre sabio no tiene necesidad de ir en busca de la fuente del conocimiento, porque ésta, está ahí en todo lo que le rodea, y sólo necesita interrogarse y contestarse a sí mismo en momentos de quietud y reflexión…

El hombre sabio no habla, ¡vive!...”

Cuando el extrañado y solitario vagabundo llegó al final de esas líneas, levantó la vista y, mirando hacia el exterior, advirtió que la tormenta había cesado.

Elvira G.

® Derechos Reservados.

miércoles, 20 de enero de 2010

Las Cuatro Leyes de la Espiritualidad

El Viraje Sabio

Sai Baba, en la India, enseña las "Cuatro Leyes de la Espiritualidad"


Primera ley:
"La persona que llega es la persona correcta".
Es decir que nadie llega a nuestras vidas por casualidad, todas las personas que nos rodean, que interactúan con nosotros, están allí por algo, para hacernos aprender y avanzar en cada situación.

Segunda ley:
"Lo que sucede es la única cosa que podía haber sucedido".
Nada, pero nada, absolutamente nada de lo que sucede en nuestras vidas podría haber sido de otra manera. Ni siquiera el detalle más insignificante... No existe el: "si hubiera hecho tal cosa...hubiera sucedido tal otra..." No. Lo que pasó fue lo único que pudo haber pasado, y tuvo que haber sido así para que aprendamos esa lección y sigamos adelante. Todas y cada una de las situaciones que suceden en nuestra vida son perfectas, aunque nuestra mente y nuestro ego se resistan y no quieran aceptarlo.

Tercera ley:
"En cualquier momento que comience, es el momento correcto".
Todo comienza en el momento indicado, ni antes, ni después. Cuando estamos preparados para que algo nuevo empiece en nuestras vidas, es allí cuando comenzará.

Cuarta y última ley:
"Cuando algo termina, termina".
Simplemente así. Si algo terminó en nuestras vidas, es para nuestra evolución. Por lo tanto es mejor dejarlo, seguir adelante y avanzar ya enriquecidos con esa experiencia. No es casual que estés leyendo esto ahora. Si este texto llega hoy a tu vida, es porque estás preparad@ para entender que ningún copo de nieve cae alguna vez en el lugar equivocado.

Vive Bien, Ama con todo tu Ser y sé Inmensamente Feliz!

martes, 19 de enero de 2010

Una gota más

SUME PARA QUE CREZCA EL RÍO DE LA CONCIENCIA ESPIRITUAL

Por Julio Andrés Pagano Foto Una gota másPor más diminuta que parezca, cada gota de conciencia, que se suma, expande y eleva la vibración planetaria.

Unas tras otras, las gotas van cayendo. Nada parece transformarse. El goteo es casi imperceptible. El cansancio y la desolación dicen presente. El paisaje desértico de esperanzas crea la falsa ilusión de que nada va a cambiar. El vacío interior se agiganta. Las gotas siguen cayendo, expanden su vibración. La mente sostiene que todo está perdido. El corazón no se deja engañar, escucha cómo las gotas continúan brotando y ríe de felicidad. Su sabiduría le anuncia que el río está emergiendo. Libere sus compuertas. Ayude a que el agua corra. Sume para que el río de la conciencia espiritual irrumpa en todo su esplendor.

Las gotas son todas aquellas cosas que nos ayudan a ser más humanos y nos permiten armonizar con la existencia. Los buenos actos son gotas. Las caricias son gotas. Los pensamientos positivos son gotas. Los abrazos, las palabras de aliento, los rostros felices. Gotas... Las acciones conscientes, las oraciones, las meditaciones, la ayuda desinteresada, los gestos de sensibilidad. Gotas... El saber compartir, aprender a valorar, el respeto por uno mismo. Gotas... La fe, la humildad, la confianza, la esperanza, el amor. Gotas... Todas son gotas que reflejan una nueva humanidad. Son gotas que acrecientan y vivifican el río de la conciencia espiritual que está transformando la vibración del planeta.

El futuro nace del presente. Nuestras decisiones co-crean. Si sólo sembramos discordia, odio, pesimismo, sufrimiento y frustración ¿qué cree que cosecharemos? Sus gotas, aunque parezcan simples, aunque las perciba insignificantes o débiles, hacen la diferencia. Son como semillas de luz que transforman y ayudan a que el futuro no se manifieste desalmado.

Fluir con esta corriente, que conduce al océano de la existencia, entraña desafíos que nos permiten crecer y nos impulsan a continuar evolucionando. Implica aventurarse en terrenos desconocidos. El río nos invita a desaprender para seguir aprendiendo, porque sólo lo que se vacía puede volver a llenarse. Sus piedras no son dificultades, sino oportunidades disfrazadas que nos ayudan a elevar.

No permita que estas frases queden sólo en el plano mental. Tírese al agua. Abra su corazón. Arriésguese. Cuando se sumerja en este río de conciencia verá cómo las vivencias se transforman en maestras multidimensionales que le ayudarán a experimentar una realidad que transformará su vida.

Existen innumerables formas de contribuir a que este incipiente caudal se torne aún más cristalino. Si nos animamos a reconocer nuestro lado más oscuro, si trascendemos nuestras limitaciones y transmutamos los miedos que nos mantienen cautivos ya estamos ayudando. Lo mismo si ponemos conciencia en cada uno de nuestros actos y desplegamos, sin reservas, nuestro potencial para materializar una realidad que esté acorde con lo más puro de nuestro ser.

¿Por qué se preocupa tanto? Haga lo que haga, los demás siempre hablarán. Ellos no son enemigos, son maestros que nos impulsan a trascender la careta social. ¡Vamos, rómpala! ¡Tírela! Deje que su ser interno lo guíe y lo instruya. Escuche la voz que emana desde el centro de su pecho. Siga sus consejos, son inmaculados. No importa que algunas personas se le rían en la cara y lo desacrediten. Muchos disfrazan de ese modo el temor que les provoca el cambio.

Vamos... anímese. Juegue. Suéltese. Disfrute. Recupere su inocencia. Mire a la vida con ojos nuevos. Explore su interior. Conózcase. Restablezca su vínculo con la naturaleza. Aliviane su mochila. Expanda su divinidad. Despierte. Redescubra su magia interna. Equilíbrese. Ayúdese a cambiar. Permítase soñar. Sáquele el polvo a sus talentos. Multiplique sus dones. Respete su sentir. ¡Viva! Empiece a sanar.

Preste atención. Sienta cómo el río de la conciencia late con cada pensamiento de luz que recorre su cuerpo. El agua renueva y purifica. Inhale su perfume, es pulsión de vida. Observe con el corazón y comprobará que no existen las divisiones. Somos Uno. El río se compone de millones y millones de gotas que danzan en la unidad, más allá de todo ego.

Vamos… transforme su desierto. No deje que sus gotas se esfumen bajo el sol abrasador de la indiferencia y el desgano. Viértalas en el río de la existencia. Cierre sus ojos y facilite que el murmullo de las aguas guíe sus pasos. Descubra que nunca puede encontrar afuera lo siempre estuvo dentro. Sí, ya lo sabía, es cierto. Simplemente lo había olvidado, el río está en su interior. Permita que el agua corra. Derrumbe sus compuertas. No tema. Abra su corazón de par en par, para que el agua penetre y lave sus heridas. Renazca. La existencia, agradecida: una gota más.

www.proyecto-despertar.com.ar

jueves, 14 de enero de 2010

Su Mundo Puede Cambiar


Anímese a abrir su corazón a la vida.
Cada uno tiene en sus manos la posibilidad de ayudar a construir un mundo más cristalino.
 Por Julio Andrés Pagano.
 
Esté donde esté. Tenga la edad que tenga. Viva como viva. Sepa que puede cambiar su mundo. Puede transformar su realidad. La magia interna existe. Modificar el rumbo sólo requiere de una simple cuestión de actitud que abre las puertas a una nueva percepción sobre la vida. La felicidad y la alegría dicen presente si uno se anima a fluir con la existencia, si uno tiene la osadía de abrir su corazón. Somos responsables de nuestros actos. Ningún mortal puede arrebatarnos el derecho de volar hacia la luz y de co-crear un mundo más humano, sensible y armónico, donde el sentir no sea una utopía y el amor reine para siempre.

No sería novedad que algunos de los que lean estas líneas me crean un desquiciado, al que sería bueno internar. Así es como piensan los muertos. ¿Qué muertos? Los que tienen sus mentes encofradas en la codicia y no dejan que sus corazones florezcan. Es cierto que usted los ve desenvolverse dentro de la sociedad, ocupando diferentes roles y actividades, pero no se deje engañar... están muertos. Son cuerpos que caminan, respirando inconciencia, hacia una tumba que les dará la ilusión de que han vivido.

Los muertos en vida son fáciles de identificar. Viven aparentando. Aparentan amar, aparentan ser felices, aparentan vivir, aparentan saber, aparentan disfrutar. Sólo aparentan. Palabras como acumular, estatus, poder, dinero y prestigio son una constante en sus bocas rígidas, que ya no recuerdan cómo era sonreír. Ellos son los maestros de la confusión. Son los que nos quieren hacer creer que no es más feliz el que menos necesita, sino el que más tiene. Muertos son también los que abusan del alcohol y de las drogas para sentirse vivos. Los que explotan a los demás para creerse importantes. Los que hacen de su imagen un culto. Los que no se animan a vivir su propia vida. Los que le temen al cambio. Los que no se animan a crecer. Muertos. Están muertos.

Morir puede que parezca una cuestión que está relacionada con el tiempo, sin embargo es más que nada una actitud hacia la vida. La clave está en poder sentir, pero para eso hay que dar un paso previo: abrir el corazón. Si lo logra, si se permite sentir, su percepción del mundo cambiará. Nacerá de nuevo. La vida estallará en mil colores, aromas y sonidos. Verá la divinidad manifestarse en todos y en todo. Su ser interno danzará dentro de un mar de inexplicables sensaciones nuevas. Conocerá la dicha de estar vivo. La bienaventuranza besará sus labios.

Es cierto que desde el punto de vista objetivo usted seguirá inmerso en la misma realidad. Las paredes de su casa serán las mismas, tendrá los mismos vecinos, continuará conduciendo el mismo auto, etc; la diferencia estará dentro suyo. Usted ya no será el mismo. Verá con ojos nuevos. Obtendrá profundidad y sensibilidad. Su mundo se vestirá de fiesta. Será una celebración constante, porque aprenderá a reconocer cuáles son las cosas que verdaderamente importan. Se sentirá un privilegiado.

Puede que parezca simple, pero sentir no es tan sencillo como parece. La coraza interna que en su momento fue funcional, porque nos ayudó a no sufrir y a soportar los golpes del destino, asfixia cuando uno intenta dar los primeros pasos de apertura. Recién ahí, uno toma verdadera conciencia del grosor de la armadura y reconoce que para sentir hay que tener la valentía de volverse vulnerable.

No existen fórmulas matemáticas para el desarme. Sólo puedo sugerirle que apague el ruido de su mente. Escuche. Hay una voz en su interior que le implora que cambie. No tema. Nunca es tarde. Déjese guiar por la intuición. Abandone la vergüenza. Acabe con la monotonía. Trascienda la rutina. Acérquese a un árbol, abrácelo. Huela una flor. Contemple un atardecer. Exprese sus sentimientos. Sea agradecido. Comparta. Disfrute. Libere sus emociones. Cante. Haga ejercicios. Expanda su luz. Deje que su imaginación despegue. Pinte. Haga lo que sienta, sin importar si lo critican. No puede darse el lujo de pasar por esta vida sin sentir.

A veces consideramos que al mundo lo hacen los otros, que la realidad es algo que se mira por televisión, porque nuestros trabajos no son significativos y nuestras acciones parecen irrelevantes. Mentiras. Simples creencias. Todos somos los constructores de esta realidad.

Gestos, palabras, actos, miradas, hechos, pensamientos… cada paso que damos construye, y muchas veces destruye. Por eso, vuélvase consciente. Despierte. Abra su corazón. Sienta por primera vez. Viva. Su mundo puede cambiar.

viernes, 8 de enero de 2010

El Viraje en Marcha

Sentí que en este blog hacía falta un espacio especial para poder comunicarme más directa y espontáneamente con ustedes, mis lectores. Una sección en donde podamos incluso ahondar sobre alguna pregunta o comentario específicos, que pudieran surgir sobre alguno de los temas aquí tratados.

Aunque no les vea ni les conozca físicamente, en muchos de los casos, siento su presencia y su valioso interés al leer las líneas de “El Viraje Hacia la Luz”. Esto me hace recordar lo que dijo la Zorra a "El Principito" (Saint Exupery): “no vemos más que con el corazón, lo esencial es invisible para los ojos…”

Y veo, con agrado, que en el planeta entero se está “despertando” toda una comunidad de soñadores en busca de un mundo mejor, conectados gracias a la maravilla de la “red cibernética”. Me parece ésta, señal inequívoca de que, como humanidad, vamos por buen camino: hacia la real unificación y hermandad de todos los seres sobre la Tierra.

Gracias al Internet han desaparecido fronteras y distancias. Esto que escribo ahora mismo, dentro de unos minutos podrá estar accesible para ti en algún distante y remoto país. Pero, lo más importante, es que en la mente y el corazón estamos hermanados, unidos, buscando lo mismo: un poco más de luz para nuestra existencia cotidiana.

¡Y vaya que si la necesitamos! Los diarios, los noticieros televisivos, la radio, por todos lados se nos bombardea de noticias poco edificantes. Necesitamos formar una verdadera coraza de esperanza para mantener una fe inquebrantable en ese mundo más armonioso y lleno de luz, que todos anhelamos vivir muy pronto. Rabindranath Tagore lo expresó así: “La fe es el sonido que emite el pájaro cantor antes del amanecer…” ¡Sigamos emitiéndolo!

¿Y por qué etiquetar a esta sección como “El Viraje en Marcha”? Porque cuando salgo a caminar por las mañanas me vienen a la mente muchas ideas, mismas que me gustaría comunicarles sin tantos formalismos.

Aquí, para empezar, pido una disculpa a quienes ya hubiesen leído “¿Qué vehículo manejas?”. Es un texto que ya se había publicado pero, ayer, al andar por ahí haciendo “edición de entradas”, sin querer lo volví a publicar y, como soy bastante “neófita”, en este mundo de los blogs, no he podido quitarlo de la entrada y “desfacer el entuerto” –como hubiese dicho Don Quijote. Ni en el Foro de Ayuda de Blogger han podido dar respuesta a este tema. Ya iré aprendiendo sobre la marcha… ¡Gracias por su comprensión!

Por otro lado, no sean tímid@s, cuando gusten, pueden dejar comentarios (al final de cada texto o entrada). Si no tienen cuenta de Google u Open ID, vayan a “Nombre/URL”, ponen su nombre, les remiten al espacio para dejar el comentario y, al final, lo “publican”. ¡Es todo!

En estos días les tengo preparada otra sorpresa, espero que les gustará!

Seguimos en contacto… ¡y “en marcha” hacia la luz!

Elvira G.

sábado, 2 de enero de 2010

Luz en el Silencio



Doce campanadas marcaron su fin. Un año pasó a la historia y otro nos abrió sus puertas promisorias. ¿Qué haremos nosotros, errantes peregrinos en esta Tierra, con este nuevo espacio-tiempo? Más específicamente –me dije- ¿qué haré yo con esta nueva oportunidad que me brinda la existencia para continuar mi viraje hacia la luz?

Alejándome del bullicio y las típicas celebraciones, decidí hacer una visita a mi amigo el silencio. Tú lo sabes, no te abre sus puertas de inmediato. Hay qué ser pacientes. Saber esperar a que te envuelva con su presencia. Nos es preciso acallar toda voz, todo pensamiento, toda distracción externa… Finalmente preguntó: ¿qué te trae a mí? ¿deseas saber cómo enfrentar el nuevo año que comienza?

No necesitas hacer ningún movimiento. Ahí en donde estás, es el sitio correcto. Vas en tu senda. A tu ritmo. Es tu camino. Nadie más puede recorrerlo por ti. Tan sólo no permitas que te perturben los propósitos y metas ajenos. ¿Mejora económica? ¿Búsqueda de aplauso y poder? ¿El éxito y el reconocimiento de quienes te rodean? Bien lo sabes dentro de tu corazón: esos temas no están en tu agenda.

En tus perspectivas está más bien la búsqueda de una real mejora interna. De un mayor poder y entendimiento, para controlar tus emociones y pensamientos. No te compares con los cánones ajenos. Confórmate, cíñete -eso sí-, a lo que aflore de tu corazón. Seguro, será algo puro y cristalino porque, en esencia, eres luz. Tú lo sabes y viniste a propagarla. Por tu propio bien y, por ende, por el de los demás.

No busques que te escuchen. Actúa tu verdad. Las palabras, como una nube, se desvanecen con el viento. Los hechos se graban, indelebles, en el corazón y la memoria de quienes te rodean. Quizás ya has recibido mucho desde el exterior. Ya te has atemorizado y te has aturdido, a veces, por lo que lees, lo que escuchas, y lo que percibes con el resto de los sentidos.

Detente. Pon oído atento, más bien, a la voz de tu interior. Entra en tu morada sagrada. Sin parloteos irreflexivos, no hay lugar a discusiones innecesarias. Yo, el silencio, soy tu gran consejero. Puedo ser siempre tu guía. Cada vez que lo necesites, ven conmigo. Te ayudaré a abrir las puertas de tu corazón para que encuentres ahí tus propias perlas de sabiduría.

Lo único que necesitas es tiempo, disciplina y constancia. Y, más que nada, auténtica búsqueda de silencio interior. Porque la sabiduría no se adquiere con el tiempo; se toca, espontánea, con el corazón. Y, para escucharte, necesitas primero visitar mis dominios. Si bien el universo del silencio está abierto para todo mundo, son pocos los que se proponen visitarme.

Muchos seres van aún por la vida enajenados con tantos “pendientes y asuntos urgentes” qué resolver en su mundo cotidiano. Incursionar en mi territorio, es privilegio de quien ha decidido un verdadero cambio interior. Es sólo para quien ha comprendido que de nada sirven los ideales de cambiar al mundo, si primero no hay un auténtico cambio interno y personal.

¿Qué deseas para este año que comienza? ¿Mayor paz interna? ¿Plena confianza en un mundo mejor? ¿Armonía en tu entorno? ¿Abundancia de afecto y buen entendimiento con tu familia y amigos? Antes que nada, cultiva todo ello dentro de ti. De esa manera, tu paz y luz interior, como un imán, atraerán hacia ti todos esos tesoros, fundiéndose con los de tus congéneres.

Aprende a encender tu propia chispa. Incipiente linterna, vigorosa antorcha, imponente faro… la dimensión no importa. Lo que vale es la esencia. Eres luz que ha de ir encendiendo otros corazones, y cuanto más la compartas, más se expandirá para que, unida a la de los demás, contribuya a formar un verdadero incendio de esperanza, amor y fe, en ese mundo mejor que está naciendo ahora mismo.

Créelo, a pesar de las apariencias, cada día hay más gestos de luz entre la raza humana. El sufrimiento abre las miradas y ablanda los corazones. La oscuridad manifestada estos últimos tiempos, no hace más que volver aún más resplandeciente la inmensa luz que está llegando al mundo a través de cada alma que despierta.

Libera y deja ir, como tema del pasado, toda duda, temor, desánimo, nostalgia, resentimiento, tristeza, inseguridad… Sólo así tendrás espacio libre para todo lo nuevo que pueda llegar a tu vida en este año que principia ahora.

Sólo así podrás decir, de verdad, “adiós” al año que se ha ido, para recibir al que comienza con un equipaje vacío de desaliento y lleno de esperanza. Vacío de temor y lleno de confianza. Vacío de duda y lleno de convicción. Vacío de tristeza y lleno de alegría.

Libre del pasado que te limitaba, y presto a recibir un futuro que se te abre infinito en posibilidades. Deseoso de abandonar el sombrío ayer, para sólo pensar en el hoy con su luminoso mañana…

¡Tú decides!... el encontrar -día a día-, Luz en el silencio.


Elvira G.