domingo, 21 de marzo de 2010

Dar de corazón

Dar de corazón Chispita: ¿Cómo estás hoy, Neblina? Te veo un poco cabizbaja…

Neblina: Más bien un poco triste, Chispita.

Chispita: ¡Cuéntame, amiga!

Neblina: Tú sabes, mi actual situación económica no es muy “edificante”. Bueno, pues ayer, la tía rica de la familia, me escribió para decirme que existe un sistema de asistencia médica al que me sugiere me inscriba, y que ella pagará de pronto esa cuota. Insistió en que es muy imprudente de mi parte no tener ningún seguro médico ya que, en caso de sufrir una emergencia, no sólo me vería yo misma en un lío, sino que metería en problemas a toda la familia, ¡porque se verían “forzados” a ayudarme!

Chispita: ¿Y por qué te entristece la sugerencia?

Neblina: No es el hecho, sino la forma de decirlo. No me gusta que, por mi causa, alguien se vea forzado a hacer algo en contra de su voluntad.

Chispita: No te agobies, Neblina. Te percibo especialmente sensible porque la “substancia económica” pareciera serte un poco ajena en estos tiempos. En primer lugar, revisa tus pensamientos. ¿Estás aceptando carencia en ellos? No olvides que tu mente debiera ser como una fortaleza reciamente custodiada, en la que no tengan entrada pensamientos pesimistas ni derrotistas. ¿Recuerdas de dónde vienes? ¿Quién es tu Verdadero Padre? ¡Vienes de la Luz, de la Abundancia! ¡Por lo tanto no puedes heredar carencia ni pobreza!

Neblina: Conozco esa verdad pero, en ocasiones, olvido ponerla en práctica y caigo presa en la obscuridad…

Chispita: ¡Pues a iluminar más la conciencia!... En cuanto a tu tía, no debiéramos juzgar pero, aunque su intención básicamente es muy loable y generosa, al parecer no se observa mucho a sí misma, ni advierte la forma en que se dirige a los demás. Es más, ¡seguro que es la hermana mayor de su familia!

Neblina: Sí, Chispita, ¿cómo adivinaste?

Chispita: En general, en familias con conceptos muy tradicionales, por no decir arcaicos, se educa a los hijos con un fuerte sentido de los “debes de” y los “tienes que”. Si ella fue la mayor, es muy posible que lleva súper arraigada la consigna mental de que “debe de” ayudar a los demás. Tal vez no ha llegado a analizar en su interior si esa dádiva es realmente de corazón... o simplemente porque la sociedad o la familia así lo “esperan” de ella.

Neblina: Por eso creo que mi verdadera “familia” son mis amigos… ¡Estoy segura que ninguno de ellos me hubiese dicho algo así!

Chispita: Es posible. Y, en efecto, en ocasiones la familia pareciera hacer más daño que bien. La confianza que existe entre los familiares es tan grande que, muchas veces, no se miden las consecuencias de las palabras que se dicen… Sin embargo, ¿sabes qué, Neblina?, te tengo una sorpresa: ¡nosotros elegimos ese entorno al nacer! Y es precisamente con el roce o las fricciones que podamos tener en ese círculo familiar, que practicaremos las “lecciones” que vinimos a aprender en este plano y en esta experiencia de vida.

Neblina: ¡Ya entiendo! ¡Es como si todas y cada una de las personas que me han rodeado desde pequeña, fueran mis maestros!

Chispita: ¡Exacto! En este caso esa tía tuya tal vez pudiera ser tu maestra de paciencia y humildad…

Neblina: ¿Humildad, con esa actitud más bien imprudente y falta de tacto?

Chispita: Humildad más bien de tu parte, para aceptar esa sugerencia con agradecimiento, por “agreste” que pudiera parecer. Las situaciones se dan para que aprendamos nosotros mismos la lección. No te ocupes de los demás. Ya llegarán sus propios “maestros” en su momento. Eso sí, toma las medidas necesarias dentro de tus posibilidades, para que tu familia no tenga que alarmarse en caso de que necesites ir al médico.

Neblina: ¡Lo haré, Chispita! Y te agradezco el consejo, eres siempre mi “Pasiflorine”, mi “calmante” espiritual! Ya lo capté: ¡en cada situación, no hay “agresión” sino aprendizaje!

Chispita: Me da gusto que avales pronto la lección. Hemos venido a este mundo para “depurarnos”. Para fortalecer y hacer brillar cada vez más nuestro espíritu, a pesar de estar aún en la espesa densidad de este plano. Poco a poco, conforme aprendas a fluir con los acontecimientos, irás tomando de cada situación y experiencia, sólo lo que sirva para aligerarte y acercarte cada vez más hacia la luz…

Neblina: ¡Entonces ya no seré “Neblina”, tendré qué cambiar de nombre! Ja! Ja! Ja!

Chispita: Tal vez, mi querida amiga. Admiro tu esfuerzo por despertar. Sigue así. Ante cualquier situación, sobre todo si amenaza con ser algo incómodo para ti, refúgiate en tu interior. No involucres tanto la emoción o el sentir. Procura ver la situación desde fuera. Razona, analiza y trata de captar más bien el mensaje. No atiendas tanto al mensajero, como dice Julio Pagano, ¿recuerdas?

Neblina: A partir de ahora seré todo oídos y todo ojos. ¡Ya verás!

Chispita: Hey, ¡sin darnos cuenta, se nos ha ido el tiempo! ¡Salgamos ya de escena! ¡Hasta la próxima, amigos!... y no olviden, cuando vayan a dar algo, que sus dádivas surjan del corazón… no de la razón.

Elvira G.
® Derechos Reservados.

3 comentarios:

María Valle dijo...

Hola Elviri:
Muy edificante el dialogo de Chispita y Neblina.Esa es mi amiga !!!
Saludos cariñosos.
María.

Cecilia Martínez dijo...

Ma chere Elvira, me conmovió especialmente esta lectura... Felicidades por estar escribiendo cada vez más cerca de tu corazón. Un abrazo con harto cariño. Cecilia.

Elvira G. dijo...

María y Cecilia, merci, mes cheres amies! Gracias por estar siempre ahí con su apoyo...
Un abrazo en nombre de Chispita!

Elvira.