domingo, 6 de junio de 2010

Aligera tu carga...

Aligera tu cargaChispita: ¡Hola, Neblina! ¿qué pasa? Pareciera que estás echando la casa por la ventana: ropa, accesorios, enseres domésticos, cacharros viejos, todo se acumula ante tu puerta. ¿Acaso te estás mudando?

Neblina: No exactamente, Chispita. Más bien quiero practicar el desapego.

Chispita: ¡Genial, querida amiga! Las cuestiones materiales son los primeros “fardos” que nos van sujetando y enclavando en este plano. En el mundo material de 3ª. dimensión en el que vivimos, el lema imperante parece ser: “más tienes, más importas”…

Neblina: Lo sé, Chispita, pero no es fácil salirse de ese patrón. Aún me cuesta deshacerme de ciertas prendas, o de aquél objeto decorativo que tanto valor llegó a tener para mí.

Chispita: ¿Con cuántos de ellos llegaste a la vida?

Neblina: ¡Por supuesto que con ninguno de ellos!

Chispita: Pues así debiéramos ir por nuestro camino, lo más ligeros de equipaje posible. Somos espíritus de paso en este mundo y no necesitamos aferrarnos a nada para crecer y continuar nuestro sendero. Entre más nos sujetamos y aferramos a algo, más sufrimos y más nos enterramos en este plano ilusorio.

Pongamos como ejemplo a ese buen hombre quien, siguiendo los cánones de este mundo acerca de que la felicidad está en poseer cuantiosos bienes materiales, y debido a que de niño fue muy pobre, cuando crece lo único que desea es llegar a tener una “seguridad económica”. Trabaja en consonancia y, poco a poco, en la medida de sus posibilidades, va adquiriendo bienes raíces por aquí y por allá. Con el paso de los años amasa una pequeña fortuna que le permite sentir una cierta seguridad.

Y digo “cierta” porque también es verdad que, al parecer, quien más tiene, más desea poseer… Así, nuestro personaje no parece estar satisfecho con lo alcanzado, y lucha por acumular mayores bienes. Se aferra a ellos y se resiste a compartirlos con quienes menos tienen.

Para su desdicha, un aciago día, este amigo cae víctima de una penosa enfermedad. Al internarse en un hospital, esos bienes a los que tanto se aferró, comienzan a escurrirse y escaparse como el agua debido a los altísimos costos que todo ese proceso genera.

Por fortuna, ese buen hombre vive para recapacitar los hechos. Se recupera y enmienda su actitud. Finalmente, se muestra dispuesto a compartir con los más necesitados su bonanza material. Mientras que otras situaciones, le hacen aflorar también insospechadas dádivas del corazón…

Neblina: Bien por esa persona, Chispita, que se dio la oportunidad de vivir el desapego material.

Chispita: tú lo has dicho, Neblina, el desapego material. Si analizas a fondo, el ser humano se apega no sólo a bienes y objetos materiales, sino a cuestiones emocionales. Estas son aún más difíciles de soltar.

Neblina: ¿Por ejemplo?

Chispita: Un enojo, un malentendido con algún familiar o con un amigo. Son “posesiones” que nos hacen daño porque las llevamos en la mente y se albergan en la parte obscura de nuestro interior. Injurias, insultos y agravios que muchas veces quien los causó ya ni siquiera los recuerda; pero que, quien los recibió, los lleva guardados en el alma, como un ponzoñoso animal en el fondo de una gaveta, esperando tan sólo el momento propicio para saltar y envenenarnos. De ese tipo de posesiones necesitamos liberaros cuanto antes posible.

Neblina: Cuánta razón tienes chispita. Porque si es difícil dejar atrás un par de zapatos que tanto nos gustó, ¡qué difícil resulta, en ocasiones, el perdonar y olvidar un insulto que recibimos hace ya tanto tiempo!

Chispita: Basta recordar que somos espíritus, no cuerpos, transitando en esta dimensión. Nuestro cuerpo no es más que la vestimenta que al llegar la noche de la existencia (la así llamada muerte) nos quitamos ya por inservible o incómoda. Así como al ir a dormir cambiamos de ropaje a algo más holgado y propicio que nos permita libertad y movimiento al descansar.

No lo olvides, Neblina, en esta realidad más bien dormimos. Al trascenderla es cuando realmente “despertamos”. Es curioso notar que al morir se dice que “entierran” nuestros restos mortales. Se me ocurre pensar que más bien vivimos “enterrados” desde el momento en que nuestro espíritu encarna en este plano que, al menos hasta ahora, ha sido tan denso…

Quiera nuestra buena fortuna que el cambio dimensional que vivimos ahora haga de este planeta un sitio más luminoso en donde vivir sin tantas “posesiones” y sin apegos. Un mundo en donde el paradigma del “tener más” se convierta al fin, y para el bien de toda la humanidad, en “Ser más”… ¿Te parece?

Neblina: ¡Me encanta la idea, Chispita!

Elvira G.

® Derechos Reservados.

1 comentario:

Elvira G. dijo...

Gracias por tu visita, Lety, la de los "regios" comentarios... ¡Chispita y Neblina se motivan con tus palabras!

Saludos!
Elvira...