martes, 31 de agosto de 2010

Me doy permiso...

Me doy permisoMe doy permiso...

Me doy permiso para separarme de personas que me maltraten, que me traten con brusquedad, presiones o violencia. No acepto ni la brusquedad ni mucho menos la violencia, aunque vengan de mis padres, pareja, hijos… de nadie.

Las personas bruscas o violentas quedan ya, desde este mismo momento, fuera de mi vida.

Soy un ser humano que trata con consideración y respeto a los demás. Merezco también consideración y respeto.

Me doy permiso para no obligarme a ser el alma de la fiesta, el que pone el entusiasmo en las situaciones, ni ser la persona que pone el calor humano en el hogar, o la que está dispuesta al diálogo para resolver conflictos cuando los demás ni siquiera lo intentan.

No he nacido para entretener y dar energía a los demás a costa de agotarme yo: no he nacido para estimularles con tal de que continúen a mi lado.

Mi propia existencia, mi ser; ya es valioso. Si quieren continuar a mi lado deben aprender a valorarme. Mi presencia ya es suficiente: no he de agotarme haciendo más.

Me doy permiso para no tolerar exigencias desproporcionadas. No voy a cargar con responsabilidades que corresponden a otros, y que tienen tendencia a desentenderse.

Me doy permiso para no agotarme intentando ser una persona excelente. No soy perfecto, nadie es perfecto y la perfección es oprimente.

Asumo plenamente mi derecho a defenderme, a rechazar la hostilidad ajena, a no ser tan correcto como quieren; y asumo mi derecho a poner límites y barreras a algunas personas, sin sentirme culpable. No he nacido para ser la víctima de nadie.

Me doy permiso para no estar esperando alabanzas, manifestaciones de ternura o la valoración de los otros.

Me permito no sufrir angustia esperando una llamada de teléfono, una palabra amable o un gesto de consideración. Me afirmo como una persona no adicta a la angustia.

Soy yo quien me valoro, me acepto y me aprecio. No espero a que vengan esas consideraciones desde el exterior. Y no espero encerrado o recluido ni en casa, ni en un pequeño círculo de personas de las que depender.

Al contrario de lo que me enseñaron en la infancia, la vida es una experiencia de abundancia. Empiezo por reconocer mis valores, y el resto vendrá solo. No espero de fuera.

Me doy permiso para no estar al día en muchas cuestiones de la vida: no necesito tanta información, tanto programa de ordenador, tanta película de cine, tanto periódico, tanto libro, tantas músicas.

Decido no intentar absorber el exceso de información. Me permito no querer saberlo todo. Me permito no aparentar que estoy al día en todo o en casi todo.

Y me doy permiso para saborear las cosas de la vida que mi cuerpo y mi mente pueden asimilar con un ritmo tranquilo. Decido profundizar en todo cuanto ya tengo y soy. Con lo que soy es más que suficiente. Y aún sobra.

Me doy el permiso más importante de todos: el de ser auténtico. No me impongo soportar situaciones y convenciones sociales que agotan, que me disgustan o que no deseo. No me esfuerzo por complacer. Si intentan presionarme para que haga lo que mi cuerpo y mi mente no quieren hacer, me afirmo tranquila y firmemente diciendo que no. Es sencillo y liberador acostumbrarse a decir no.

Elijo lo que me da salud y vitalidad. Me hago más fuerte y más sereno cuando mis decisiones las expreso como forma de decir lo que yo quiero o no quiero, y no como forma de aceptar las elecciones de otros. No me justificaré: si estoy alegre, lo estoy; si estoy menos alegre, lo estoy; si un día señalado del calendario es socialmente obligatorio sentirse feliz, yo estaré como estaré.

Me permito estar tal como me sienta bien conmigo mismo y no como me ordenan las costumbres y los que me rodean: lo normal y lo anormal en mis estados emocionales lo establezco yo.

Joaquín Argente.

domingo, 29 de agosto de 2010

Los llamamos Momentos...

Por Neale Donald WalschLos llamamos MomentosHay millones de ellos. Billones de ellos. Trillones de ellos. Pónganlos juntos y forman toda una vida. Los llamamos momentos.

No tienen una longitud prescrita. Podrían ser un minuto o una hora o un segundo. Vienen y van, y luego se convierten en Recuerdos. Y entonces se quedan. Son suyos para siempre y nadie se los puede quitar. Ni tampoco pueden deshacerse de los malos que no quieren conservar.

Están sucediendo en este momento, mientras están leyendo esto, y a través de todos ellos –los lentos y los demasiado rápidos, los buenos y los malos, los divertidos y los que son simplemente horribles– sólo hay una cosa que importa.

Después de algunos años de coleccionarlos, se dan cuenta de esto. Para entonces ya es demasiado tarde para hacer algo acerca de los que ya han pasado. Pero siempre pueden hacer algo acerca del que está viniendo Justo Ahora. Y el que viene Después. Y los cientos más que van a suceder este día. Y los miles más que van a suceder esta semana. Y los millones más que van a suceder este mes. Y los billones más que van a suceder este año. Y los trillones más que van a suceder antes de que se mueran –cuando sea que se mueran.

Sí, pueden hacer algo acerca de esos. Y mientras contemplan lo que pueden hacer acerca de ellos, y lo que quieren hacer con ellos, se darán cuenta de que sólo hay una cosa que importa.

Cuantos más de ellos pasen, más de ellos van a atesorar mientras estén aquí, y más de ellos van a anhelar antes de que lleguen. Hasta que un día van a dejar de anhelarlos. Habrán tenido suficiente. Estarán totalmente bien si ya no viene ninguno. Y entonces van a morir. Y cuando mueran, en el Momento en que mueran, van a saber Lo Único Que Importa.

Van a saber en ese Momento Quiénes Son, y En Quién Se Han Convertido.

Y van a saber que En Quién Se Han Convertido es lo que han hecho ustedes de sí mismos.

Van a saber que son una persona que se ha hecho a sí misma, que nadie ha tenido nada que ver con Quiénes Son Ustedes sino sólo ustedes; que no hay nadie más a quien culpar, y nadie más a quien alabar. Van a saber que lo han hecho todo ustedes mismos. Y entonces van a anhelar de nuevo. Cuando sepan esto, van a volver a anhelar más Momentos.

Así que los tendrán. Ustedes van a volver, y van a tener algunos más. Pero van a olvidar lo que sabían. Van a olvidar que no hay nadie más a quien culpar, y nadie más a quien alabar. Van a olvidar que ustedes están creando cada Momento tal como es, y como siempre será recordado. Van a olvidar que lo están haciendo todo por ustedes mismos.

A menos que no lo olviden.

Y si no lo olvidan –si se acuerdan– entonces van a obtener una calidad de control sobre la creación de sus Momentos que nunca han pensado que es posible. Y cada Momento será un tesoro. Porque ustedes lo van a crear así. No importa lo que esté sucediendo, no importa lo que otros estén haciendo o diciendo o pensando. No importa lo que esté sucediendo “allá”, aquí no habrá más que tesoros. Porque habrán comprendido Lo Único Que Importa.

Y en este Momento mágico van a tener en claro que no han hecho nada de sí mismos, que no se han “convertido” en nada, sino que siempre fueron aquello en lo que imaginaron convertirse. Van a saber que siempre estuvieron, están ahora y siempre van a estar, donde una vez pensaron que tenían que ir y siempre fueron lo que pensaban que querían ser.

Entonces se darán cuenta de que no había nada que tuvieran que hacer más que Ser. Aquí. Ahora.

Habrán descubierto que ustedes son Lo Único Que Importa.

Con amor y abrazos, Neale.

El Manantial del Caduceo
http://www.manantialcaduceo.com.ar/libros.html

miércoles, 25 de agosto de 2010

¿Si no es su pasado, quién es usted?...

Por Wayne W. Dyer
Si no es su pasado, quién es usted?El famoso poeta libanés Khalil Gibran escribió que sólo hubo una ocasión en su vida en que le faltaron las palabras. Fue cuando alguien le preguntó:

“¿Quién es usted?”. Es una cuestión imposible de responder con palabras, porque lo que somos carece de forma, y las palabras pertenecen al mundo de las formas. La respuesta a esta pregunta no se encuentra en el ámbito formal.

Cada uno de nosotros es un alma con un cuerpo, no un cuerpo con un alma. El alma no puede ser medida ni observada. Quizá la mejor manera de responder a la pregunta sea observando lo que no somos.

Me encanta la manera en que Nisargadatta Maharaj responde a este interrogante en I Am That (yo soy eso). Este autor escribe:

"Del mismo modo que los colores de esta alfombra los origina la luz, pero la luz no es el color, así el mundo es obra tuya, pero tú no eres el mundo. A eso que crea y mantiene el mundo puedes llamarlo Dios o providencia, pero en definitiva tú eres la prueba de que Dios existe, no al revés. Porque antes de que pueda plantearse ninguna pregunta acerca de Dios, tú debes estar allí para plantearla. Usted es la esencia, invisible, que demuestra la existencia de Dios y del mundo".

Más adelante en este pasaje, Maharaj añade:

"El cuerpo está hecho de alimento y la mente de pensamientos. Considéralos tal como son. El desasimiento del cuerpo, cuando es natural y espontáneo, constituye la liberación. No necesitas saber lo que eres. Basta saber lo que no eres. Lo que eres nunca lo sabrás, porque cada descubrimiento revela nuevas dimensiones que conquistar. Lo desconocido no tiene límites... Imponte tareas en apariencia imposibles... ésa es la manera".

Su historia ha intentado convencerle de que a usted le corresponde tal o cual etiqueta que le han asignado. Usted adoptó esas etiquetas. Para borrar su pasado, es necesario que se quite todas esas etiquetas artificiales.

He aquí algunas de las cosas que usted no es:

Usted no es su nombre. Mi nombre, Wayne, traducido literalmente significa “constructor de carretas”. El apellido Dyer significa “tintorero”. Los indios de Norteamérica usaban nombres como Baila con Lobos, o Pequeña Paloma Blanca para describirse los unos a los otros. En ambos casos, los nombres, las etiquetas, no expresan lo que las personas son.

El nombre le fue dado para ayudar a distinguir su cuerpo de los otros cuerpos de su entorno, y para proporcionarles a los demás una palabra que pudieran usar cuando querían referirse a usted. Pero ni por un momento piense que el nombre es usted. En realidad, el nombre es quien usted no es.

Usted no es su cuerpo. Fíjese en el posesivo de la expresión “su cuerpo”. Esto da a entender que el cuerpo es algo que se posee. Usted es el poseedor del cuerpo y la fuerza invisible que hay en él, pero no es el cuerpo en sí.

El cuerpo no es nada más que un conglomerado que incluye huesos, cartílagos, sangre, hierro, calcio, piel... Al consultar su pasado, hallará muchísimos traumas en torno a la importancia del cuerpo. ¿Le enseñaron que el aspecto decía mucho acerca de usted? A la mayoría de nosotros nos enseñaron a pasar horas delante de los espejos preocupándonos por la postura, el físico, la piel, la ausencia o presencia de pelo vello, el peso, la estatura y demás. Pero estamos ante un falso yo.
Usted posee un cuerpo. No es un cuerpo. Usted no es su mente. Del mismo modo que decimos “su” cuerpo, también decimos “su” mente. Esto da a entender que usted es el dueño de la mente.
Con la mente piensa, y por lo tanto hay unos pensamientos y existe un ente pensante. Cuando le preguntaron a Maharaj si la mente era la persona, contestó:

“Examínala con atención y verás que la mente siempre bulle en ideas. En ocasiones puede quedarse en blanco, pero lo hace durante un rato y retorna a su habitual inquietud. Una mente calmada no es una mente plácida. Dices que quieres pacificar tu mente. ¿Está en paz el que quiere pacificarla?”. ¡Qué maravillosa pregunta, qué estimulante!

¿Quién es el dueño de la mente? ¿El dueño que busca paz está él mismo en paz? Quien en realidad es usted no es la mente sino el yo que hay tras de la mente. Y tal dueño no se encuentra en el plano de lo físico. Durante la mayor parte de la vida le han enseñado que usted es su mente. Ha estado formándose, asistiendo a clases ad infinitum e identificándose de alguna forma con lo que sabe.

Al dejar atrás su pasado, dejará atrás la idea de que usted es su mente. Usted no es su ocupación. Usted no es ni ingeniero, ni profesor, ni secretario, ni tendero. Son elecciones que ha hecho su invisible yo como forma para tener una experiencia en el aquí y ahora.

Cuanto más defina su trabajo, su personalidad, más difícil le resultará conocer la verdad y alcanzar la libertad. Le es más fácil lograr la satisfacción y ser consciente de ser una criatura divina, a cualquier vagabundo anónimo que haya desempeñado muchos trabajos, que a una celebridad atrapada en su imagen pública.

Identificarse con el trabajo que se desempeña puede mantenerle apartado de su verdadero yo superior. Puede inhibir su capacidad para conocer su yo espiritual, puesto que usted ha hecho que su vida gire en torno a su trabajo. Deshacerse del pasado implica despojarse de la idea de que uno es lo que hace. Recuerde este ejercicio de lógica: si uno es lo que hace, entonces uno no es lo que no hace.

Cuando se cree que uno es su trabajo, lo que se está haciendo es seguir una rutina establecida para dar un valor a la vida; pero un valor que no tiene sentido. Nuestro yo espiritual no participa en esa tarea.

Al deshacerse de su pasado, abandona esta idea. Se convierte en lo que Stuart Wilde, en su sincero y brillante libro, “The Whispering Wind of Change” (Los susurrantes vientos del cambio), llama “volverse un minimalista”. Los siguientes fragmentos despertarán su deseo de leer esta magnífica obra:

”Nunca avances con prisa. Camina con lentitud, habla sopesando las palabras. Nunca te dejes llevar por las emociones y jamás permitas que la gente te manipule... Siempre hay otra posibilidad, siempre otro momento, y hay cinco mil millones de personas... Diles que tienes todo el tiempo del mundo, porque lo tienes, eres infinito. Recuerda que la más grande sabiduría que puedes alcanzar es la del no hacer. Son los tratos y situaciones que evitas los que te ayudan a conservar energía y permanecer independiente y fuerte... Con cada cosa que te comprometas, aumentarás tu carga”.

Haga el esfuerzo de quitarse las etiquetas, y tenga presente que no es lo que hace. Usted es el que observa al yo que hace. Usted no es sus relaciones. Sin duda, la corriente de amor que existe entre usted y los integrantes de su círculo inmediato es muy importante, pero no es quien usted es.

Usted es un alma individual conectada con el todo, pero no es esa relación que mantiene con el todo. Identificarse con las relaciones proporciona gran frustración porque cada vez que hay un pequeño problema en ellas, como siempre habrá, uno se siente desdichado.

Recuerde que es eterno, y eso es inmutable. Mantiene un gran número de relaciones, todas las cuales son importantes, pero llegan y se van como su vida corporal, que va de la nada al aquí y ahora, y acaba volviendo a la nada. Es un ir y venir, y por lo tanto algo mutable.

Deshacerse del pasado implica despojarse de la creencia de que una relación fracasada le convierte a uno en un fracasado. No existen relaciones fracasadas. Con cada persona que entra en su vida y sale de ella, se ha procedido a un mutuo compartir de experiencias de vida.

Algunos tienen papeles más largos que otros en la representación pero, a la postre, usted volverá a su relación con el Absoluto. Nunca tiene que juzgarse a sí mismo de manera negativa por la naturaleza de sus relaciones. Puede experimentarlas, sabiendo que usted es el observador de cuanto ocurre.

Usted no es su país, ni su raza ni su religión. Usted es un espíritu eterno, no un estadounidense, chino o africano. Carece de importancia el cuerpo que habite, el punto geográfico al que haya llegado, y la religión en la que crea. En la nada no hay ni budistas, ni católicos ni presbiterianos. Éstas son clasificaciones hechas para distinguirnos los unos de los otros en nuestra forma presente.

Estas identidades sólo tienen sentido en el paréntesis de la eternidad que denominamos vida. Rechácela y se identificará con el reino del espíritu. Entonces ya no estará dispuesto a librar las luchas de sus ancestros, que han intentado convencerle de a quién debe odiar y a quién amar. Ya no asumirá la creencia tribal que le hace percibirse como mejor que otros en virtud de su lugar de nacimiento, color de piel o religión.

Su pasado le ha transmitido las costumbres de su grupo. Pero usted no necesita estas limitaciones. Despójese de esa identificación con las etiquetas, y escoja la nueva perspectiva; la conciencia de la unidad. Usted está unido con todas las almas. Su apariencia o lugar de nacimiento carecen de relevancia.

Los que aún se encuentran atrapados por esas creencias le llamarán traidor, ingrato. Usted será capaz de darles amor y no tener en cuenta sus acusaciones.

En nombre de Dios y de la patria se han hecho las guerras y se ha asesinado a millares de millones de seres humanos a través de los siglos. Usted sabe, al igual que todos, que esto es un absurdo, que es inconsecuente con las enseñanzas de todos los maestros espirituales que alguna vez han caminado entre nosotros.

Sin embargo, la pauta persiste. ¿Por qué? Porque nos aferramos a nuestros pasados como si fueran nuestras identidades. Niéguese a identificarse con las etiquetas del grupo.

Verse a sí mismo como un ser espiritual sin etiquetas, es una manera de transformar el mundo y alcanzar un lugar sagrado. Comience por tomar la decisión de ser libre despojándose de su pasado. Cuando uno se deshace de su historia, sabe que no es ni su nombre, ni su cuerpo, ni su mente, ni su ocupación, ni sus relaciones, ni su identidad étnica o cultural. Así pues, ¿quién es usted? Lo que queda es lo invisible, lo intangible, aquello que constituye el núcleo del mensaje de este libro.

Lo que tenemos es similar a lo que un seguidor le pidió a Nisargadatta Maharaj que le aclarara. “Cuando miro a mi interior, encuentro sensaciones y percepciones, pensamientos y sentimientos, deseos y temores, recuerdos y expectativas. Estoy inmerso en esa nube y no veo nada más”, le explicó.

Nisargadatta Maharaj, que vivía en los suburbios de Bombay, en una humilde choza de adobe, evitando toda posesión y entregado a aquellos que buscaban conciencia espiritual, respondió: “El que ve todo esto, y también la nada, es el maestro interior. Sólo él es, todo lo demás parece ser. Es tu propio yo, tu esperanza y seguridad de libertad; encuéntralo, aférrate a él, y estarás seguro y a salvo”

¡Qué gran mensaje! El ser espectador es todo su ser. Es la respuesta. No puede describirse con palabras, pero lo conocerá mejor cuando se despoje de su pasado.

Wayne W. Dyer

lunes, 23 de agosto de 2010

Juguemos otro juego

Por Julio Andrés PaganoJuguemos otro juegoEste mensaje se siente. Es un mágico pulsar. Viene a movilizar tus fibras más sensibles. Esta es la frecuencia inmaculada que ilumina el santo grial de tu memoria cósmica. Su sabia luz lleva a que tus células rememoren el eterno espacio sin fronteras que sólo se vivencia vibrando en el amor. Todo está entrelazado. No existe separación, excepto en el atrapante juego de la ilusión que nos manifestó separados. Despertá. Sintiendo somos Uno. Sólo Uno. Juguemos otro juego.


La vibración de estas palabras te recuerda que lo que tus células experimentan es lo que siente el Universo. Todo se mueve en una sutil y eterna danza espiralada. Así como las células forman tu cuerpo, este es una célula de la Madre Tierra. La Tierra, el Sol, los planetas y las estrellas son las células de nuestra galaxia (Vía Láctea), y las galaxias son las gigantes células del Universo. Al ser todo Uno, siempre hay algo mayor que sustenta, contiene y pulsa dentro de cada corazón.


Así como el agua juega a ser copos de nieve o hermosas nubes, dentro de las hojas está el Sol jugando a ser de color verde. Ante los ojos del alma, la vida se presenta como un deslumbrante juego donde todo se entrecruza. Mires por dónde mires, sólo verás Unidad. Contemplarás un majestuoso despliegue de incontenible energía que cambia de estado y fluye constantemente. Hay ciclos dentro de ciclos. El vacío está lleno. Somos como los peces que no advierten el agua. Vivimos en un mar de abundancia, pero aceptamos jugar a que lo que abunda es la escasez.


En cada latido, en cada respiración, el Universo se expande y se contrae, elevando y trayendo de regreso las pulsaciones. Sentimientos, pensamientos y palabras viajan desde las flores hacia las estrellas, regresando para que experimentemos la frecuencia del caos o la armonía con que fueron emanadas. No hay separación. Todo es Uno. En el juego de la ilusión, se necesita que el corazón permanezca bien cerrado, de lo contrario no hay manera de sentirnos fragmentados.


Despertá. Juguemos otro juego. Un juego que no excluya y tampoco nos lastime. Juguemos a celebrar. Juguemos a sanar. Despertando rememoramos que la energía femenina y la energía masculina son formas complementarias de vibrar, que desarrollan en el amor su equilibrio alquímico perfecto. ¿Acaso ya no estás muy cansado de este juego tan violento que llamamos “realidad”? Recordá. Liberá la gloriosa esencia de tu memoria cósmica y juguemos otro juego.


Vibrá: http://www.youtube.com/watch?v=cB5Mqcv0tzA


Este Septiembre en México:
"Vibrando desde el Corazón".
Taller itinerante por el despertar, impartido por:
Julio Andrés Pagano y Maru Blok.
Guadalajara: 4 de Septiembre.
Monterrey: 11 de Septiembre.
San Luis Potosí: 12 de Septiembre.
México, D.F. 18 de Septiembre.
Irapuato, 19 de Septiembre.
Mazatlán, 25 de Septiembre.
¡Haz tu reservación a tiempo!
Mayores informes:
dreamiker@hotmail.com

viernes, 20 de agosto de 2010

Esto también pasará...

Esto también pasaráCuenta una antigua leyenda, que un famoso rey decidió reunir a sus principales sabios y eruditos en un cónclave, para solicitarles un favor.

Acabo de traer un gran anillo de mi última conquista –dijo el monarca, es muy valioso y además me da la posibilidad que puedo guardar algo más valioso aún, en su interior. Necesito que ustedes, al final del día, me den una frase que sea lo más sabio que ningún mortal haya escuchado jamás.

Quiero que arriben a una conclusión de sabiduría y luego lo escriban en un papel diminuto. Luego, yo guardaré esa frase en mi anillo. Y si algún día, el infortunio permitiera que me encuentre en medio de una crisis muy profunda, abriré mi anillo y estoy seguro que esa frase me ayudará en el peor momento de mi vida.

Así que los sabios pasaron el resto del día debatiendo cuál sería esa frase que resumiría toda la sabiduría que ningún humano había oído jamás.

Cuando cayó la noche, uno de los eruditos del reino, en representación de todos los demás, se acercó al rey con una frase escrita en un pequeño papel: ¡Aquí está, su Majestad! Sólo tiene que guardarlo en su anillo y leerlo en caso de que una gran crisis golpee su vida y su reino.

El monarca guardó el papel en su anillo y se olvidó del tema. A los pocos años, el reino era saqueado por los enemigos y el palacio reducido a escombros. El rey logró escapar entre las sombras y se ocultó entre unas rocas en las afueras de su devastada corte. Allí, observando un precipicio, consideró la posibilidad de quitarse la vida, arrojándose al vacío, antes de caer en manos enemigas.

Recordó que aún conservaba el anillo y decidió abrirlo, desenroscó el diminuto papel y leyó: “Esto también pasará”. El rey sonrió en silencio y cobró ánimo para ocultarse en una cueva en medio de la oscuridad, hasta que ya no corriera peligro.

La leyenda dice que veinte años después, el rey había recuperado todo su esplendor a fuerza de nuevas batallas y conquistas. El trago amargo había quedado atrás y ahora regresaba triunfante de la guerra, en medio de vítores y palmas de una multitud que no dejaba de ovacionarlo.

Uno de los antiguos sabios que caminaba al lado del carruaje real, ya anciano, le susurró al rey: Su majestad, creo que hoy también debería volver a mirar el interior de su anillo.

¿Ahora? ¿Para qué habría de hacerlo? No estoy en medio de una crisis, sino todo lo contrario –replicó el rey.

-Es que esa frase no sólo fue escrita para los momentos difíciles, sino también para cuando crea que todo lo bueno pareciera que ha de perdurar por la eternidad.

El rey, en medio de los aplausos, abrió el anillo y volvió a leer: “Esto también pasará”, y descubrió en ese mismo instante, que sentía la misma paz que tuvo cuando estaba a punto de quitarse la vida.

El mismo sosiego, la misma mesura lo invadió por completo. Aquel día descubrió que la frase que los sabios le habían entregado era para leerla en las derrotas y, por sobre todo, en los tiempos de victoria...


Hubiese dado cualquier cosa porque alguien me contara esta fantástica historia cuando yo era mucho más joven. Pero siempre digo que de tener una máquina del tiempo (como la saga de Spielberg “Volver al Futuro”) viajaría al pasado para encontrarme conmigo mismo cuando tenía unos… diez u once años.

No buscaría a nadie más, no hablaría con ninguno más, sólo trataría de ubicarme frente a aquel niño que alguna vez fui. Lo enfrentaría cara a cara y le diría algo así como:

-No me preguntes quién soy, porque de todos modos no me lo vas a creer. Sólo vine a regalarte una frase que quiero que guardes para siempre: “Esto también pasará”.

Disfruta la adolescencia que te queda por delante, disfruta cada instante que puedas, no te pierdas el ahora por estar preocupado por el futuro. Todo va a salir bien, te lo prometo.

Algún día los exámenes, los complejos y la baja estima van a ser historia y en unos años vas a reírte de tus problemas de hoy. Tu vida estará resuelta antes de lo que imaginas. Tranquilo, no hay nada malo más adelante. Finalmente vas a lograrlo.

¿Te dieron ganas de hacer lo mismo? Siempre que cuento esta historia, alguna lágrima se escapa entre los que me escuchan, esencialmente porque la mayoría tenemos cierta nostalgia por aquel niño que alguna vez fuimos.

Por alguna razón, la ansiedad nos juega una broma pesada y, sin querer, nos va robando pedacitos valiosos del presente. En estos años, he pasado momentos muy tristes, de mucha angustia, y momentos muy felices, de mucha euforia. Y ambos momentos pasaron, quedaron en algún lugar, a lo sumo, retratado en alguna fotografía.

Pero no estoy interesado en vivir de recuerdos, no me gusta anclarme en los momentos de crisis, ni en las victorias. No me hacen bien ni las críticas despiadadas, ni los aplausos. Por esa razón, es que repaso aquella frase a diario.

En la vida real me es difícil encontrarme con el niño que fui. El aplomo y la madurez hacen que cada día me sea más difícil reencontrarme con él. Pero uno no deja de jugar porque se hace viejo, sino que se hace viejo porque deja de jugar. Pero, por lo menos, tengo la salvedad que puedo
disfrutar el ahora, el presente.

Veo a mis dos hijos pequeños y antes de excusarme que estoy ocupado para jugar con ellos, recuerdo que “esto también pasará”, y que en algunos años ya no estarán en casa ni querrán jugar. Entonces abandono los proyectos de mañana y me dedico a mi hoy.

He decidido no pasarme el resto de la vida pensando en lo que haré en dos años. No me interesa vivir pensando que la felicidad absoluta llegará el viernes a la noche, o el sábado por la tarde. O en el verano, o la primavera.

O una vez que me gradúe, o cuando viaje a aquél país. O cuando me jubile, o cuando crezcan mis hijos, o cuando me pare ante una multitud. La felicidad no es un destino, es un trayecto. No es un lugar ideal donde uno llega un buen día, sino que es un camino que vamos transitando de a poquito, con los pequeños fragmentos del hoy.

A cada lugar donde Dios me lleva, por lo menos dedico un mensaje para motivar a los jóvenes que disfruten el hoy. Pero por sobre todas las cosas, recordarles que la ansiedad de lo que todavía no tienen o no han vivido, no les robe lo que ya tienen en sus manos, que nunca es poco.

Por mi parte, estoy más que feliz con lo que Dios nos ha regalado en estos años. Pero tengo muy en claro, por sobre todas las cosas que: “esto también pasará”…

(Anónimo).

miércoles, 18 de agosto de 2010

Permitiendo a cada uno su camino...

Por David Topí Permitiendo a cada uno su caminoUna de las cosas más importantes en la vida es que cada uno tiene una serie de lecciones, aprendizajes y experiencias que obtener, que no tienen nada en común con el resto de lecciones, experiencias y aprendizajes de ninguna otra persona.

El camino de todos y cada uno de nosotros es único, individual e intransferible, nadie puede ponerse en nuestro lugar ni nosotros podemos ponernos en el lugar de los demás.

Por eso es tan importante aprender que no tiene sentido compararnos con nadie, nadie en absoluto, pues no tenemos ni idea de cuál es su camino evolutivo y por qué está pasando por algo (o no está pasando) y cuáles serán sus obstáculos, lecciones o recompensas.

El hecho de pensar que ojalá fuéramos como tal, o nos pasara lo que le pasó a tal, es parte del proceso de “madurar” y darnos cuenta de que, en realidad, jamás nos podrá pasar lo mismo, o llegaremos a ser lo mismo que otra persona, por mucho que lo intentemos.

Ayudar vs Entrometernos
Puesto que nadie puede vivir nuestras lecciones y experiencias por nosotros, tampoco podemos evitar las experiencias y lecciones de los demás.

Empecinarnos en ayudar a otras personas porque creemos que es lo mejor para ellos, es entrometernos en su camino, tratar de que no pasen por aquí, no hagan esto o lo otro, no se equivoquen, no sufran o no disfruten, etc, es intromisión, puesto que en el momento en que no estemos cerca de esa persona, la vida y su Yo Superior le pondrán por delante las lecciones y experiencias que necesita, y que nosotros hemos tratado de evitar, y tendrá que pasar por ellas.

Quizás nuestra intención es ayudar, pero en realidad sólo estábamos interviniendo en un camino que no es el nuestro.

Ayudar cuando nos lo piden, de la forma que nos lo piden y según lo que la persona nos pida, es diferente. Aceptamos echar un cable con nuestras capacidades, conocimientos o experiencias para proporcionar a esa persona una herramienta, conocimiento o información que le pueda hacer falta en su camino.

Ya se encargará el Yo Superior de la persona de encontrar la ayuda que su encarnación necesite en cada momento, lo que no tolerará, es que cuando no desea esa ayuda, ésta se vea impuesta u ofrecida constantemente para evitarle algo por lo que desea y necesita pasar.

Todos necesitamos cometer errores, y a muchos no nos gusta que nos priven de las oportunidades de hacerlo. Equivocarse es aprender, y caerse mucho da una perspectiva y unas enseñanzas enormes que luego nos pueden ser necesarias.

Si nunca nos han dejado que nos equivoquemos, que tomemos el camino incorrecto o que metamos la pata hasta el fondo, sean cuales sean las consecuencias, no estamos dejando que se forje el conocimiento interno que es necesario para crecer, que no es otra cosa que obtener experiencias de todo tipo, buenas y malas.

No podemos ir por la vida rescatando de sus lecciones y experiencias a todos los que tenemos cerca, en realidad, nos es necesario preocuparnos más por nuestro propio camino y asistir sólo cuando seamos requeridos.

Ofreciendo soluciones
Personalmente cuando empecé a hacer lecturas de registros Akashicos estaba tan entusiasmado por el hecho de que podía ayudar a tanta gente, que empecé a ofrecerlo a mi entorno por activa y por pasiva.

Quería sanar a todos, desbloquearles todas sus áreas, ayudarles a manifestar abundancia, sanarles el cuerpo energético, hacer que atrajeran sus deseos, etc, y mi sorpresa fue encontrarme con cierto rechazo, algunas veces por parte de la persona, otras veces por parte del Yo Superior de la persona, que no deseaba un cierto desbloqueo en una cierta área pues no era el momento, pues lo que esa persona estuviera pasando era parte de una lección o experiencia por la cual la persona debía pasar para solucionarla por su cuenta.

Ahora, antes de cada lectura, me aseguro que tengo el permiso para hacerla, aunque el solo hecho que una persona venga a pedirme ayuda actúa como tal, pero he dejado de ser un “salvador” de aquellos a los que quería ayudar pensando que sabía lo que era mejor para ellos. No es nuestra vida, ni debemos hacer que lo sea.

No nos metamos donde no nos mandan. Si somos requeridos, ofrécete a ayudar, pero si te dicen que no, ¡no insistas! Es la Ley de la Permisividad, cada uno debe permitirse a sí mismo y a los demás, recorrer su propio camino de altos y bajos.

No estamos en un planeta donde todo el mundo siga la misma ruta, cada uno evoluciona a su ritmo, con sus experiencias, a su manera. Somos alumnos individuales que estudian en la escuela de la vida cada uno a su paso, así que la próxima vez que tengas la tentación de salvar al mundo, ¡pregúntate antes si el mundo quiere ser salvado!

Despertando Conciencias
http://davidtopí.com

domingo, 15 de agosto de 2010

Tu verdadera herencia...

Tu verdadera herenciaEn estos tiempos de franco despertar, duele el ver aún a tantos seres dormidos. Entristece el constatar el gran apego que tienen ciertas personas en este plano, por el dinero y los bienes materiales. El tema de las herencias suele ponerles al acecho… cual lobos hambrientos.

Como buena “Chispita” que soy, no puedo menos que darme cuenta de ello. Si hacemos memoria, recordemos que a través de los siglos y la historia, por causa de las herencias, se han usurpado tronos, se han perdido reinos, se han separado familias, y se han destruido naciones enteras. Las guerras fraticidas causadas por este motivo, han hecho correr inútiles ríos de sangre.

¿Por qué, me pregunto, el hombre insiste en acaparar bienes materiales? ¿Eso le hará sentirse más fuerte y seguro? En su pequeñez de miras, el ser humano cree que eso es todo a lo que se puede aspirar para llevar una vida tranquila y feliz! De lo que no se percata es que es lo que menos puede garantizarle el obtener grandes arcas de dinero. Pues este último se convierte más bien en un tirano que le esclaviza con miedos y mentiras. Quien “más tiene”... ¡luego más tendrá qué perder!

Ojalá todos hiciéramos como aquél afortunado “loco” de Asís, hijo de un rico mercader de telas quien, un buen día, liberado ya de la esclavitud de los bienes materiales y habiendo sido tocado por una verdad mucho más grande que cualquier cofre de tesoros, ante el asombro de cuantos le observaban, comenzó a echar por la ventana los ricos brocados, preciadas sedas y exquisitas tapicerías que conformaban el "haber" de su padre. Éste, indignado, lo lanzó a la calle diciéndole en tono de amenaza que si no corregía su actitud, quedaría desheredado en el acto.

El impetuoso joven, sin dudarlo, se quitó la rica túnica de seda que le vestía y, lanzándola al suelo, dijo a su padre terrenal: “aquí tienes lo que me has dado y te pertenece. A partir de ahora voy en busca de mi verdadera herencia, la que Dios, mi real Padre, me ha otorgado!”

Francisco, el pobre, “el Hermano de Asís”, nos enseñó de esta manera el desprendimiento de las posesiones materiales. Quizás me digas: ¡pero qué difícil es, Chispita! Estamos en pleno S. XXI, ¡las circunstancias son tan diferentes!... Lo sé, y precisamente por eso, porque estamos cerrando un círculo, es que ahora necesitamos, aún más, desapegarnos de las riquezas materiales.

Con esto no pretendo que te conviertas en pordiosero, ni vayas por la vida mendigando. No se trata de eso. Se trata de gozar los bienes generados en este plano, compartiéndolos con los demás, pero no identificarte con ellos hasta el punto de cada vez querer más y más. ¡Hasta llegar a pelear a muerte por “tu herencia” de este mundo!

Cuando te vas de aquí nada te llevas. Eres espíritu, recuérdalo, de paso en esta Tierra. No te contamines de posesiones, ni apellidos, ni bienes materiales, ni reconocimientos académicos. Esos son oropeles que te atrapan. ¿Sabes cuál es tu verdadera herencia? ¡La Luz! El amor por todo y por todos. El ser poseedor de infinitos actos de bondad para sacarlos de tu talega y prodigarlos con los demás. El sentido de la solidaridad. El hermanarte con tu vecino. La sonrisa franca. El gesto amigo. La palabra que apoye e incentive.

La paz, la luz, el perdón. Esas son tus verdaderas riquezas. No las que te rebajan y te hacen ir a un juzgado a mendigar tus ilusorias “riquezas” de este mundo. ¡Pobres y tristes valores que de la materia surgieron... y que en polvo se convertirán! Los grandes millones en el Banco no le abren ni la más mínima puerta al esplendor de tu alma.

Reclama más bien tu verdadera herencia: la luz. La serenidad. La armonía interna. Tesoros que no se intercambian por papel moneda. Lánzate a esa lucha. Clávate en tu interior, hasta encontrar tus tesoros. No tienes que luchar con nadie para obtenerlos. Tu único adversario eres tú mismo. Ese tú mismo que a veces pretende poseer grandes hectáreas de tierras, enormes tesoros y cuantiosas divisas en los mercados financieros.

Desenmascara la realidad. No te detengas ni te dejes tentar. Vas de paso. No caigas atrapado en la densidad de esta dimensión. Procura tu riqueza interna, porque lo que tienes dentro, como un espejo, es lo que reflejas fuera.

Como Chispita, tu amiga, te lo sugiero: descúbrete. Reconócete. Eres, sí, un rico heredero. Pero de la Luz, y ésta no tienes qué pelearla. Sólo reclamarla. ¿En dónde? Dentro de ti. Sácala a flote. Es tu herencia. Es tu Luz por siempre.

Viniste aquí a recordarlo y reclamarla. Bendito eres, heredero de la luz. Bendito eres, hijo de la luz. Bendito eres. ¡Te saludo y te honro en tu esencia: Ser de Luz…!

Elvira G.

jueves, 12 de agosto de 2010

El cambio ya sucedió...

Por Julio Andrés Pagano El cambio ya sucedióComo un buen mensajero que alienta y aviva tu labor, traigo a tu vida una liberadora noticia que dejará en tu interior la fuerza, la luz y el empuje necesario para que estos últimos pasos del camino de ascensión sean un verdadero goce para el alma. Sé que el aire está enrarecido y que tus sentidos confirman un contexto sombrío e insensible, donde todo indicaría que murió el amor. Confiá. Existe una buena nueva que todo tu corazón presiente. El cambio ya sucedió.

Fatigados de tanto peregrinar, comenzamos a recordar que el poder siempre estuvo dentro de nosotros. Movilizarnos fue el pretexto para abrir los ojos del alma, despertar y rememorar que no hacía falta dar un sólo paso para cumplir nuestra misión. Simplemente teníamos que mirar al centro exacto de nuestro corazón, para anclar en la Tierra lo que en otros planos sutiles es una realidad tan palpable y viva como ésta. Somos enlazadores de mundos. Vinimos a religar.

Ciencia y espiritualidad confluyen en el milenario saber de que nos movemos dentro de una matriz divina que contiene un infinito campo de posibilidades, donde cada ser humano porta el milagroso don de sumar para realizar el cambio. El amor todo lo puede. Sólo necesitamos armonizar nuestros pensamientos, sentimientos y emociones, con el sabio poder creador del corazón, para manifestar en esta dimensión nuestros propósitos más puros, bellos y elevados.

La danza de la ascensión es mágica. Perfecta. Todo acontece en una grácil sincronía celestial. Micro y macro se espejan. Gaia cumple con los intensos procesos que le posibilitan alinearse con el centro de la galaxia para abrazar un formidable flujo de energía cristalina, al tiempo que nuestros cuerpos evolucionan, se centran e iluminan, desde el corazón, plasmando el cielo en este espacio vibracional denso. Somos los artífices del cambio. Recordá. Nuestra esencia es luz.

El poder de la intención y la nobleza de tu corazón te permitirán reconocer que la nueva Tierra está en tu interior. Eternamente estuvo ahí, esperando que despiertes. Respirá hondo, sentí su amor. Comenzá a vibrarla. Comenzá a amarla. No hay por qué esperar. No hay por qué temer, llorar ni lamentar. Asumamos hoy nuestro derecho divino a liderar y materialicemos el cambio. Sabíamos que el amor iba a triunfar. Disfrutá del camino. Celebrá. Gozá. El cambio ya sucedió.

Este taller trae luz a tu vida:
http://www.proyecto-despertar.com.ar/taller.htm

Próximamente en México:
"Vibrando desde el Corazón".
Taller itinerante por el despertar, impartido por:
Julio Andrés Pagano y Maru Blok.
Guadalajara: 4 de Septiembre.
Monterrey: 11 de Septiembre.
México, D.F. 18 de Septiembre.
Irapuato, 19 de Septiembre.
¡No te lo pierdas!
Mayores informes:

martes, 10 de agosto de 2010

Hijo del Planeta

Cuando te encuentres sereno y contento
en cualquier lugar del mundo ...
Cuando todo lugar sea tu país...
Cuando no teniendo nada
Sientas que lo tienes todo...
Cuando en la opulencia luzcas humilde
Cuando puedas devolver el mal por bien
sin importar a quien...
Y veas a tu hermano en cada ser...
Cuando apliques que amar
es sólo dar y dar
sin importar más nada que tan sólo dar...
Cuando indiferente avances...
entre aquellos que te insulten...
y en el silencio les envíes tu perdón...
Cuando nadie pueda herirte
ni por nada has de afligirte...
Cuando a quien te odie tu le des amor...
Cuando ejerzas la inocencia con conciencia...
Cuando busques el saber
así como buscas el pan...
Cuando ames todo sin pasión ni posesión...
Cuando la realidad se imponga al fin a la ilusión
Cuando sepas aliviar
Las penas de aquellos que sufren...
Y tus labios digan solo la verdad...
Cuando hagas del deber un placer
Y el placer no sea más para ti un deber...
Cuando vivas el presente como lo único urgente...
Cuando la Bondad sea tu voluntad ...
Cuando el egoísmo ceda al altruismo...
Cuando la impureza, ceda a la pureza y la virtud,
Entonces serás un hombre, serás una mujer,
Serás un ser que alcanzó la humanidad...
Serás un hijo del planeta...
Serás un ser que alcanzó la humanidad.

Madre Teresa de Calcuta.

viernes, 6 de agosto de 2010

¿Qué es la Ascención?

Hace algunas semanas recibí, de una querida amiga boliviana, este interesantísimo mensaje de “autor anónimo”. No quería publicarlo hasta no poder citar “la fuente”. Al ver que otros reconocidos sitios web lo están publicando ya, igualmente “sin autoría” alguna, me permito compartirlo contigo en este espacio... ¡Agradeciendo infinitamente a su creador, quien quiera que sea, por esta magnífica aportación!¿Qué es la Ascención?“LA ASCENCIÓN, es la Respuesta Exacta a los acontecimientos, situaciones, cambios, fluctuaciones y estadios, que la Tierra, el Ser Humano y todo lo que la habita, están SINTIENDO y PERCIBIENDO hoy en día.

La Ascensión NO es misticismo, ni esoterismo, ni chamanismo, ni brujería, ni algo religioso (cualquiera que sea tu religión), ni algo complejo, ni científico, ni histórico, y mucho MENOS, Profético. Tampoco es castigo divino o no divino, ni siquiera es algo fortuito, tampoco milagroso, ni caótico, ni experimental, y por Ultimo, NO ES ALGO QUE SE PUEDA DETENER, NO ES ALGO QUE SE DEBA TEMER y NO ES ALGO QUE SEA OBLIGATORIO, cuando tienes Libre Albedrío.

La Ascensión es un CICLO CÓSMICO, que se Sucede y se Representa siempre, en cada Región, Lugar, Espacio, Tiempo y Parte determinada del UNIVERSO.... NADA ESCAPA A LA ASCENCIÓN, ni Seres, ni Criaturas, ni Objetos, ni Energías Diversas, es un Movimiento Cíclico en Espiral Ascendente, basado en Octavas Armónicas y en Secuencias Lumínicas de Luz y Amor.

La Ascensión es un Camino de Cambio Ascendente, que paso a paso te ACERCA más hacia DIOS, sea cualquier nombre que tú le des a tu Dios, pues la Ascensión no distingue colores, razas, credos, religiones, estatus, ni edades.

La Ascensión NO SE INICIARÁ en el año 2012, ni en su Solsticio de Invierno del 22 de Diciembre de ese año, pues la Ascensión ESTA PRESENTE, Aquí y Ahora, en la Tierra, se INICIÓ eones de tiempo atrás cuando se Gestó la Vida aquí en la Tierra.

La Ascensión está Compuesta de infinitos movimientos en Espiral ascendente, y cada movimiento, culmina su ciclo en su anterior Espiral, que termina su RECORRIDO, cada 26,000 años aproximadamente, al menos la Ascensión que NOS CORRESPONDE a NOSOTROS, en esta PEQUEÑISIMA PARTE de nuestra Galaxia, en donde nuestro Sistema Solar, casi termina su Presente Movimiento en Espiral, a través de las doce constelaciones Zodiacales.

Es entonces cuando se configura una NUEVA Espiral Evolutiva, que es una secuencia de la anterior, sólo que en una octava (como las escalas musicales: Do, Re, Mi, Fa, Sol, La, Si) de frecuencia Vibratoria más Alta, o sea de más Conciencia Despierta en los Seres y Criaturas que vivenciamos actualmente la Vida aquí.

No es lo mismo Ascensión, que una Nueva Espiral Ascendente, pues la Ascensión es la SUMA del Total de todas las Espirales Ascendentes, así que esta Ascensión de los casi 7,000 millones de seres humanos que vivimos actualmente en la Tierra, se Inició hace miles de millones de años, y cada 26,000 años, se ha formado una nueva Espiral Ascendente.

La Nueva Espiral Ascendente, perteneciente a nuestra Ascensión, iniciará en el año 2012, cuando Todo el Sistema Solar en su conjunto, llegue al término de su recorrido anterior de 26,000 años, e inicie un nuevo recorrido, empezando en la Constelación de Acuario, pues estamos saliendo de la Constelación de Piscis (de hecho, estamos viajando ya entre las dos Constelaciones).

Aquí por favor, no pensemos que estamos hablando de Astrología ni nada de ciencias esotéricas ni exotéricas, ni de misticismo o chamanismo, estamos hablando de CICLOS Cósmicos solamente, y un Ciclo es una VUELTA a través de algo.

Si le sumamos la palabra Ascensión, entonces se convierte en un CICLO ASCENDENTE, que formará una Nueva Espiral, "hacia arriba", sólo eso, y si su movimiento es "hacia arriba", entonces por eso se conforma una espiral, pues es un círculo que regresa a su origen, pero más "arriba" que donde empezó, y eso es lo que se denomina “Octava Superior”.

Hace 200,000 años más o menos, fuimos "Neandertales", en nuestra actual Espiral Evolutiva, perteneciente a esta Ascensión que inició hace miles de millones de años, quizás, cerca de 4,500 millones de años. Después, hace más o menos 40,000 años, EVOLUCIONAMOS a la raza de los Cromagnon, posteriormente, hace pocos miles de años, fuimos "Homo Sapiens" y, después, muy rápidamente, evolucionamos a "Homo Sapiens-Sapiens".

Entonces, ¿por qué tanto revuelo por esta nueva Espiral Evolutiva que se aproxima? Simplemente porque cada vez, son MÁS CORTOS LOS TIEMPOS en que el Ser Humano, EVOLUCIONA de un Estadio a otro, y siempre mejoran en gran medida todos sus aspectos Físicos, Emocionales, Mentales y Espirituales, cada vez que este salto quántico se realiza.

Y es que ahora, no es un PASO de un estadio evolutivo a otro, sino que es un SALTO de una Dimensión a otra, por ello se le Denomina “Salto QUÁNTICO”, porque en los anteriores cambios evolutivos del Ser Humano, éste siempre permaneció con su ADN en base al Elemento Carbono, y en esta Tercera Dimensión; ahora viene el cambio de su ADN al Elemento SILICIO, o sea la BASE del CRISTAL de Cuarzo, es decir, el ADN Cristal.

Si observamos una Tabla Periódica de los Elementos Químicos, veremos que del Elemento Carbono al elemento Silicio hay, ¡si, OCHO PASOS!, o sea UNA OCTAVA MAS ALTA... ¿coincidencia? NO, es una Causalidad”, porque tiene su Causa y su Efecto.

Un “Salto Quántico”, sucede cuando el átomo sufre una Modificación, debido a Fuerzas "externas", que lo "obligan" a Mutar internamente y que, por ende, lo MODIFICAN estructuralmente, cambiando su morfología hacia otros elementos. Las partículas de Luz, denominadas Fotones, serán las causantes de ese Cambio en el Átomo de la materia de tercera Dimensión, "moviéndola" hacia una Dimensión más Sutil y de Frecuencias mayores, donde encuentren su Resonancia.

Por ello, la morfología del ser humano, mutará hacia el elemento Silicio, base del Cristal, que es un elemento altamente inteligente. Si no, preguntémonos ¿de qué están hechos todos los Chips que mueven todas las computadoras del mundo?, otra coincidencia? Por supuesto que no, estamos dando un Salto Quántico de elevación de Frecuencia, en una Espiral de FIBONACCI, que es la base de la Genética del Ser Humano, conformado por estructuras Cristalinas.

”Salto”, porque la Mutación del ADN, no pasa de la 3ª Dimensión a la 4ª, sino, a la QUINTA, entonces es un Salto de Tercera a Quinta Dimensión.

Por ultimo, en la Filosofía Mística, la palabra CRISTO, significa un Altísimo Nivel Espiritual, un Ser Crístico, un nivel que se encuentra más allá del nivel común de Ser Humano, y llama la atención que el ADN mutará hacia el Silicio, dejando de ser Carbono.

Y si el silicio es la base del Cristal, entonces el nivel de cada átomo que conformará al Nuevo Ser Humano, será de Cristal (no confundir con el cristal común que conocemos), será un Ser Crístico, o sea que alcanzará el Nivel Cristo... se Fusionará con su Ser Crístico, para alcanzar el nivel EVOLUTIVO del HOMO SAPIENS CRÍSTICO, el Humano Sabio Crístico...

Ese es el Nuevo Escalón que nos espera en la Escalera de la ASCENCIÓN hacia DIOS…”

miércoles, 4 de agosto de 2010

Dar de beber al necesitado...

Dar de beber al necesitado Ryan Hreljac. La primera vez que escuché su nombre fue a través del seminario “Inspiración” de Wayne Dyer, quien presenta ahí a personas que de alguna manera nos “inspiran” a hacer algo mejor de nuestras vidas. En efecto, este pequeño “angel” canadiense”, desde los 6 años tuvo la visión y decisión para pasar de la palabra a la acción. Su ejemplar trayecto de vida ha dado ya la vuelta al mundo para presentarnos “al niño que se propuso acabar con la sed en África”.

Decidí iniciar esta sección en el blog: “El Viraje que Inspira”, para hablar precisamente de esos seres que, con su ejemplo de vida, son motivación para los demás. Creo que en este momento, como Humanidad, necesitamos tanto de ello: dejar la teoría para entrar en la práctica. Aquí les dejo entonces con el primer caso, presentado en este artículo que elegí como el más emotivo, entre las variadas versiones que encontré en Internet sobre este tema.

Espero que disfruten su lectura y, al final, no dejen de ver el video, en español, sobre la labor de Ryan Hreljac.

Sólo 70 dólares

Por Adolfo Güemez.

Es normal participar en una conversación sobre lo mal que está el mundo. Sin embargo, con este tema sucede lo mismo que con el del clima: se habla y se habla, sin ánimos de cambiarlo; se piensa que, así como la temperatura depende de la naturaleza, el hacer un mundo mejor depende de los políticos.

«¿Qué podría aportar yo? Desde mi puesto de trabajo no tengo influencia ninguna». «¿Cómo lograría construir un mundo más justo y bueno, si con trabajo ayudo a mis familiares?». Ryan Hreljac, niño canadiense de primaria, nos enseña que con un poco de ilusión podemos hacer mucho.

Como todo gran proyecto, tuvo un inicio muy simple. En una de sus clases de primaria la maestra les hablaba sobre la sed que se padece en África, y cómo muchos niños y mujeres tenían que caminar varias horas sólo para llenar un recipiente del preciado oro azul. Y concluía: «¡Pensar que bastan sólo 70 dólares para excavar un pozo!».

Ryan -en su inocencia- tomó al pie de la letra estas últimas palabras. Al llegar a casa les pidió a sus papás la cantidad. Su situación económica era difícil, pero su madre le ofreció un dólar diario si le ayudaba en los quehaceres de la casa.

El chico barría, aspiraba, compraba la leche, tiraba la basura y, además, ignoraba las burlas de sus hermanos Jordan y Keegan. ¡Estaba dispuesto a todo con tal de meter cada día un dólar en su alcancía!

Por fin llegó la hora en que completó la suma. Junto con su madre, se dirigió a una organización de ayuda a los países africanos llamada WaterCan. La directora, Nicole Bosley, explicó al pequeño que para construir un pozo no bastaban 70 dólares, sino 2,000. Pero hizo un compromiso con él: si conseguía 700, WaterCan pagaría los otros 1,300.

El niño siguió trabajando, sólo que ahora puso en movimiento a los que le rodeaban: la maestra colocó una alcancía sobre su escritorio, los parientes y conocidos le ayudaron, ¡y hasta sus irónicos hermanos visitaron a los vecinos para conseguir el resto! ¡Ryan lo logró!

Emocionado, acudió una vez más a la organización, pero esta vez para escoger el lugar donde se construiría el pozo: un pueblito de Uganda del Norte. Él mismo eligió un punto cercano a una escuela; así, pensó, chicos como él gozarían de agua fresca.

Gracias al patrocinio de un periódico local, el 27 de julio de 2000 Ryan fue recibido en el lejano pueblo africano. Era apenas un niño de 9 años, y grandes y pequeños lo admiraban. Además, al volver a casa, el Canadá entero le conocía y hasta el primer ministro lo recibió en un encuentro personal. Nació así la fundación “Pozo de Ryan”, que ha conseguido ya muchos miles de dólares destinados a diversos proyectos en el África.

Se puede pensar que esta es una historia bonita, pero aislada. Que el mundo no se cambia con sólo 70 dólares, que hace falta más tiempo, dinero, etc. Pero la verdad es que ¡sin niños -y adultos- con ilusión, no habría tantas cosas buenas en el mundo!

http://www.buenasnoticias.com/
Video: ¡Adelante, podemos!