sábado, 1 de septiembre de 2012

El perdón...



Estaba el Buda meditando en la espesura del bosque junto a sus discípulos, cuando se acercó un detractor espiritual que lo detestaba y, aprovechando el momento de mayor concentración del Buda, lo insultó lo escupió y le arrojó tierra.

Buda salió del trance al instante y con una sonrisa plácida envolvió con compasión al agresor; sin embargo, los discípulos reaccionaron violentamente, atraparon al hombre y alzando palos y piedras, esperaron la orden del Buda para darle su merecido. Buda en un instante percibe la totalidad de la situación,  ordena a los discípulos que suelten al hombre, y se dirige a este con suavidad y convicción diciéndole:

-“Mire lo que usted generó en nosotros, nos expuso como un espejo muestra el verdadero rostro. Desde ahora le pido por favor que venga todos los días, a probar nuestra verdad o nuestra hipocresía. Usted vio que en un instante yo lo llené de amor, pero estos hombres que hace años me siguen por todos lados meditando y orando, demuestran no entender ni vivir el proceso de la unidad y quisieron responder con una agresión similar o mayor a la recibida. Regrese siempre que desee, usted es mi invitado de honor.

Todo insulto suyo será bien recibido, como un estímulo para ver si vibramos alto, o es sólo un engaño de la mente esto de ver la Unidad en Todo"... Cuando escucharon esto, tanto los discípulos como el hombre, se retiraron de la presencia del Buda rápidamente, llenos de culpa, cada uno percibiendo la lección de grandeza del maestro y tratando de escapar de su mirada y de la vergüenza interna.

A la mañana siguiente, el agresor, se presentó ante Buda, se arrojó a sus pies y le dijo en forma muy sentida -”No pude dormir en toda la noche, la culpa es muy grande, le suplico que me perdone y me acepte junto a Usted”. Buda con una sonrisa en el rostro, le dijo: “Usted es libre de quedarse con nosotros, ya mismo; pero no puedo perdonarlo”.

El hombre, muy compungido, le pidió que por favor lo hiciera, ya que él era el Maestro de la Compasión, a lo que el Buda respondió: -“Entiéndame claramente, para que alguien perdone debe haber un ego herido; sólo el ego herido, la falsa creencia de que uno es la personalidad, ése es quien puede perdonar. Después de haber odiado o resentido, se pasa a un nivel de cierto avance con una trampa incluida, que es la necesidad de sentirse espiritualmente superior a aquél que en su bajeza mental nos hirió.

Sólo alguien que sigue viendo la dualidad, y se considera a sí mismo muy sabio, perdona, “a aquel ignorante que le causo una herida”. Y continuó: “No es mi caso, yo lo veo como un alma afín, no me siento superior, no siento que me haya herido, sólo tengo amor en mi corazón para usted, no puedo perdonarlo, sólo lo amo. Quien ama, ya no necesita perdonar.

El hombre no pudo disimular una cierta desilusión, ya que las palabras de Buda eran muy profundas para ser captadas por una mente llena todavía de turbulencia y necesidad. Y ante esa mirada carente de entendimiento, el Buda añadió con comprensión infinita:

-“Percibo lo que le pasa, vamos a resolverlo. Para perdonar, ya sabemos que necesitamos a alguien dispuesto a perdonar. Vamos a buscar a los discípulos, quienes en su soberbia están todavía llenos de rencor y les va a gustar mucho que usted les pida perdón. En su ignorancia se van a sentir magnánimos por perdonarlo, poderosos por darle su perdón; y usted también va a estar contento y tranquilo por recibirlo, va a sentir un reaseguro en su ego culposo, y así más o menos todos quedarán contentos y seguiremos meditando en el bosque, como si nada hubiera pasado”.

Y así fue. ¿Comprenden ustedes la brutal ironía de estas palabras de Buda, en su enseñanza? Que pasaría cuando se les pregunte a ustedes, amigos queridos del alma: ¿a quién les hace falta perdonar?... y, en lugar de buscar los rostros y nombres de aquellos que han dañado a su ego, ustedes respondiesen: ¡ya no tengo que perdonar a nadie, ya los amo!

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1 comentario:

Anónimo dijo...

. COMO DESARROLLAR INTELIGENCIA ESPIRITUAL
EN LA CONDUCCION DIARIA

Cada señalización luminosa es un acto de conciencia

Ejemplo:

Ceder el paso a un peatón.

Ceder el paso a un vehículo en su incorporación.

Poner un intermitente

Cada vez que cedes el paso a un peatón

o persona en la conducción estas haciendo un acto de conciencia.


Imagina los que te pierdes en cada trayecto del día.


Trabaja tu inteligencia para desarrollar conciencia.


Atentamente:
Joaquin Gorreta 55 años