lunes, 1 de octubre de 2012

Cambio de escenario...

Por Elvira G.
Vivimos una colectiva representación que se ha prolongado ya no sólo por siglos… sino por milenios. Hemos salido a escena una e incontables veces representando a los más diversos personajes. Nos ha tocado ser víctimas… pero también verdugos. Representamos tanto el papel  de potentados… como el de mendigos. Vivimos ya la gracia de una experiencia apacible y placentera… alternada quizás con el infierno de una vivencia tenebrosa  y llena de oscuridad.

Por lo tanto, comienza a sentirse el cansancio general  y queremos ya salir de aquí. Por fortuna, se nos dice que pronto cambiaremos de escenario. Que hemos tenido ya suficientes representaciones sobre esta platea  y  que, si ahora somos cuantiosos en escena, es precisamente porque  quisimos estar aquí para presenciar el gran final: ¡nuestro definitivo cambio de escenario!

Hay quienes lo ignoran todo. Están aquí y ahora pero siguen creyendo y se identifican totalmente con “su personaje”. Les acomoda el título de director general de una empresa, o  el de próspero y acaudalado hombre de negocios. Hay quienes disfrutan su rol como popular “estrella” de los espectáculos, mientras que otros atesoran celosamente su papel de reconocidos politólogos, intelectuales o científicos… Y no olvidemos a quienes revisten sin cuestionar su personaje de víctimas, de los parias y renegados de la sociedad.

Todos están en el teatro, y todos olvidan que tan sólo están representando un papel en la trama de la historia en esta dimensión. Se apasionan, se sumergen en su libreto y afloran cualidades histriónicas para representar odio, venganza, ambición, ironía, vanidad, astucia, engaño, traición...

La “esposa” odia al marido que le engaña. No logra recordar que antes de entrar en escena cada quien eligió el rol que escenificaría porque a través de ello aprendería la lección que le estaba destinada en este acto. El  “marido” no es malo en sí. Simplemente actúa el rol que le tocó representar para que ese otro personaje (la esposa) pueda aprender la lección que necesita avalar en esta puesta en escena.

El “padre desalmado” para con sus hijos, sencillamente cumple con el contrato álmico  que hicieron tras bambalinas esos seres antes de salir nuevamente al escenario. Su papel sería el de jugar el rol de un padre tirano y déspota para que los hijos aprendieran a sobreponerse y valorarse por sí mismos. En otros casos, si la madre abandonó a los hijos fue para que éstos aprendieran a encontrar fortaleza interna y comprender que siempre habrá otras fuentes de amor para ellos. Lo importante era superar la lección y no quedarse en el resentimiento y el profundo sentir de abandono.

Quien eligió el papel de carencias y limitaciones físicas es sin duda un extraordinario “Guerrero de Luz” que decidió aprender el doble de lecciones en esta puesta en escena, a fin de acelerar su partida hacia nuevos y amorosos escenarios. Este tipo de personajes usualmente  no sólo alcanzan magistralmente su objetivo… sino que se convierten en ejemplo de integridad  y  fortaleza para muchos más

El "Señor Director" vigila eternamente la obra, aunque todo mundo tiene libre albedrío para actuar su rol. Se vale hacer modificaciones al libreto. Aún así, el amor, la tolerancia y el perdón, son temas que no se viven muy a menudo sobre este escenario.

Sólo hasta que van tras bambalinas, una y otra vez los actores recuerdan al fin que todos esos odios, resentimientos, enconos,  tristezas y angustias que sufrieron en el escenario recién  abandonado, no fueron sino una representación teatral, producto de la dualidad y el apego característicos de esta dimensión. Eran tan sólo un juego, una “ilusión”, simple y sencillamente para aprender alguna lección. Todo era  ficticio. No hacían más que representar un personaje. Las más de las veces olvidaron sobre la escena cuál era su Verdadero Ser.

Por fortuna hoy en día mientras actúan, los personajes están cobrando consciencia: “No soy este personaje. Soy algo más”. Reconocen que llevan puesto, sí, un atavío que les identifica aquí en escena con tal o cual papel, pero están comenzando a desapegarse del rol de víctimas o del  poder sin límites que les ciega. Están comenzando a verse como los efímeros e ilusorios personajes que realmente son en este plano.

Van dejando atrás los apasionamientos, el miedo  y  el  enojo  que les causa el sentir de impotencia en esta densa dimensión, para comenzar a observar cada uno de sus pasos: “Si estoy temporalmente en este escenario, quiere decir que hay algo más para mí. Que tarde o temprano regresaré al sitio de donde vine.  Volveré a revestirme de mi Verdadero Yo. No seré más el pretendido personaje que aparece en esta escena. Seré "Yo" sin caretas. Sin ocultarme más tras ninguna ajena vestimenta...”

Al parecer, y por fortuna, está a punto de concluir nuestra prolongada representación en este obsoleto teatro. Quienes llevan innumerables salidas  al foro quieren ya partir... ¡no tener que volver más a este escenario!

Paciencia, luminosos personajes espirituales. Sí, ha llegado el momento de volver a ser nosotros mismos. De retornar a nuestra esencia. Sin límites ni presiones de tiempo. Sin dualidades ni puntos de comparación: amor-desamor, alegría-tristeza, serenidad-impaciencia, abundancia-escasez,  perdón-venganza... Sin posesiones ni apegos:  ya no más “lo mío y lo tuyo”… sino lo nuestro.

Se está levantando ya el telón de ese nuevo escenario.
¡Bienvenidos!, volverán a actuar su verdadero rol: su auténtico personaje como Seres Espirituales. ¡Benditos sean!

7 comentarios:

Patricia R.S. dijo...

Buen artículo amiga. Como dice Sixto Paz, el peligro está en que creamos que somos el personaje y nos olvidemos que somos el actor. Saluditos!

Patricia R.S.

Elvira G. dijo...

Sí, Paty, con tantos ropajes, vivimos "en trapos, atrapados" (como dijera Frederick Vanmelle, queridísimo maestro, amigo y actor de mimo Belga, quien abandonó este plano a causa del terremoto de Septiembre '85 en la Ciudad de México).

Desafortunadamente él partió en esas tristes circunstancias, pero recuerdo siempre su mensaje: por más "revestida" que parezca, nuestra verdadera esencia interior permanece siempre intacta... sólo hay que "desnudar el alma" para descubrirla!

Elvira...

Maru Real dijo...

M A R A V I LL O S O
Magistralmente descrito
Gracias x Ser x Estar y x Existir
Me siento honrada

Marureal

Elvira G. dijo...

Gracias, Maru, a mí me honran tus palabras...

¡Universos de Luz y bendiciones para ti!

Elvira...

Alicia Villarreal dijo...

Gracias amiga, me encantó!

Alicia.

Luz María Shepard dijo...

Me encantó amiga!!!! eres mi heroína...
Gracias ya lo compartí con todos mis contactos...
Lumi

Elvira G. dijo...

Ali y Lumi, hermanas y compañeras de ruta, gracias por la compañía y alicientes en esta etapa de nuestro camino hacia la Luz...

Saludos luminosos y galácticos!

Elvira...