Chispita: De nuevo se te ve taciturna, amiga, ¿ahora qué pasa?
Neblina: Es que acabo de caer de nuevo en un error: conversando con el vecino, ¡terminamos hablando de religión! El defendió a capa y espada que sólo su religión y su libro sagrado, eran el camino correcto para llegar a Dios.
Chispita: ¡Cuidado, Neblina! Sabes que el tema de la religión ha desatado incluso guerras sangrientas a través de la historia.
Neblina: Es que no entiendo por qué la gente puede ser tan cerrada y obstinarse en que “sólo su Dios” y su camino, es el correcto para todo el mundo.
Chispita: Cuestión de tolerancia y apertura de conciencia. ¿Cuál crees que sea el motivo de la búsqueda de Dios?
Neblina: Supongo que ante los problemas o “cataclismos” de la vida, al sentirse frágil y abandonado, el ser humano necesita saber que hay alguien o algo superior a él quien, en momentos de necesidad, pueda venir a asistirle.
Chispita: Algo hay de eso. Pero, además, creo que el buscar a Dios nace de la necesidad de encontrar nuestras raíces. Nuestra verdadera esencia. Nuestra heredad como seres conscientes y espirituales. El problema es que las religiones establecidas parecen enfatizar en ese “Dios único”, pero único el de ellos, lo cual llega a provocar separatismos y disensiones.
Neblina: Mi vecino dijo que yo podía buscar por muchos caminos pero que, al final, regresaría a “mis fuentes”. A mi primera y “verdadera religión”, esa que tiene su sede en el Vaticano, tú sabes… Yo le repliqué que mi espíritu es universal y que no admite ya ninguna atadura con ningún credo religioso, y menos con quien considere erróneas las prácticas religiosas ajenas.
Chispita: Haz oído sordo a todo eso, amiga. Sólo quien se piensa separado, puede llegar a sentirse superior o inferior respecto a los demás. La verdad de Dios o Creador Universal, no puede encerrarse en un sólo “libro sagrado”… en todo caso, la Verdad de Dios debiera de guardarse más bien en el corazón del hombre.
Neblina: El vecino dijo que el alma de los seres se salva, sólo muriendo dentro del credo de su religión. Le pregunté si creía que un Mahatma Gandhi, por ejemplo, ¿se habría condenado tan sólo por no haberse declarado oficialmente dentro de su religión? Se quedó mudo.
Chispita: En efecto, muchos creyentes parecen no analizar más a fondo. Se quedan en la superficie, conformándose con lo que se les dice, sin cuestionar más. El saberse “parte de una iglesia”, les hace sentirse protegidos, como si gozaran las garantías de pertenecer a un club.
Neblina: Pareciera que se dejan manipular…
Chispita: Podríamos considerarlo así. Cobrar conciencia y liberarse requiere introspección y fuerza de carácter para analizarnos y dejarnos conducir, finalmente, sólo por nuestras auténticas y reales convicciones internas.
Neblina: ¿Y tú en quién o en qué crees, Chispita?
Chispita: yo creo que Dios es uno sólo. Es una energía, y es Luz, perdón, tolerancia. Es unión, no separación. Es amor, no guerra fraticida. Es bondad, generosidad, y lo puedes advertir por todas partes: en la flor que recién abrió, en el vuelo del águila, en la luz del amanecer, en el centellear de una estrella lejana, en la risa del niño, en la nostálgica mirada del anciano, en el murmullo del viento por la montaña, en las nubes que constantemente cambian de forma… Es decir, Dios está en todo, se puede percibir en todo, pero no se puede aprisionar en un libro, ni delimitar entre los muros de un espacio llamado iglesia.
Neblina: ¡Esa concepción me hace mucho más feliz!
Chispita: Finalmente, mi querida Neblina, creo que a Dios no se le define, se le vive.
Neblina: ¿Y cómo vivimos a Dios?
Chispita: A través de nuestros actos. Cada palabra o cada gesto amable, es Dios expresándose a través de ti. Cada reacción de paciencia o perdón, es el Padre actuando a través de ti. Cada sentimiento de generosidad y fraternidad, es Dios que se asoma a través de ti.
Neblina: ¿Y si alguien actúa erróneamente, ¿quién o qué es lo que se expresa a través de esa persona?
Chispita: La obscuridad, la ausencia de luz, de Dios en ella.
Neblina: Ya veo, Chispita, desde ahora no volveré a sentirme sola o separada, porque Dios está siempre en mí y conmigo. Esa será mi doctrina: pregonar que Dios somos todos... ¡y que todos somos uno en Dios!
Chispita: ¡Bien dicho, amiga!.. ojalá que este tema no sirva ya más para discutir... sino para unir. ¡Hasta la próxima!... paciente lector.
Neblina: Es que acabo de caer de nuevo en un error: conversando con el vecino, ¡terminamos hablando de religión! El defendió a capa y espada que sólo su religión y su libro sagrado, eran el camino correcto para llegar a Dios.
Chispita: ¡Cuidado, Neblina! Sabes que el tema de la religión ha desatado incluso guerras sangrientas a través de la historia.
Neblina: Es que no entiendo por qué la gente puede ser tan cerrada y obstinarse en que “sólo su Dios” y su camino, es el correcto para todo el mundo.
Chispita: Cuestión de tolerancia y apertura de conciencia. ¿Cuál crees que sea el motivo de la búsqueda de Dios?
Neblina: Supongo que ante los problemas o “cataclismos” de la vida, al sentirse frágil y abandonado, el ser humano necesita saber que hay alguien o algo superior a él quien, en momentos de necesidad, pueda venir a asistirle.
Chispita: Algo hay de eso. Pero, además, creo que el buscar a Dios nace de la necesidad de encontrar nuestras raíces. Nuestra verdadera esencia. Nuestra heredad como seres conscientes y espirituales. El problema es que las religiones establecidas parecen enfatizar en ese “Dios único”, pero único el de ellos, lo cual llega a provocar separatismos y disensiones.
Neblina: Mi vecino dijo que yo podía buscar por muchos caminos pero que, al final, regresaría a “mis fuentes”. A mi primera y “verdadera religión”, esa que tiene su sede en el Vaticano, tú sabes… Yo le repliqué que mi espíritu es universal y que no admite ya ninguna atadura con ningún credo religioso, y menos con quien considere erróneas las prácticas religiosas ajenas.
Chispita: Haz oído sordo a todo eso, amiga. Sólo quien se piensa separado, puede llegar a sentirse superior o inferior respecto a los demás. La verdad de Dios o Creador Universal, no puede encerrarse en un sólo “libro sagrado”… en todo caso, la Verdad de Dios debiera de guardarse más bien en el corazón del hombre.
Neblina: El vecino dijo que el alma de los seres se salva, sólo muriendo dentro del credo de su religión. Le pregunté si creía que un Mahatma Gandhi, por ejemplo, ¿se habría condenado tan sólo por no haberse declarado oficialmente dentro de su religión? Se quedó mudo.
Chispita: En efecto, muchos creyentes parecen no analizar más a fondo. Se quedan en la superficie, conformándose con lo que se les dice, sin cuestionar más. El saberse “parte de una iglesia”, les hace sentirse protegidos, como si gozaran las garantías de pertenecer a un club.
Neblina: Pareciera que se dejan manipular…
Chispita: Podríamos considerarlo así. Cobrar conciencia y liberarse requiere introspección y fuerza de carácter para analizarnos y dejarnos conducir, finalmente, sólo por nuestras auténticas y reales convicciones internas.
Neblina: ¿Y tú en quién o en qué crees, Chispita?
Chispita: yo creo que Dios es uno sólo. Es una energía, y es Luz, perdón, tolerancia. Es unión, no separación. Es amor, no guerra fraticida. Es bondad, generosidad, y lo puedes advertir por todas partes: en la flor que recién abrió, en el vuelo del águila, en la luz del amanecer, en el centellear de una estrella lejana, en la risa del niño, en la nostálgica mirada del anciano, en el murmullo del viento por la montaña, en las nubes que constantemente cambian de forma… Es decir, Dios está en todo, se puede percibir en todo, pero no se puede aprisionar en un libro, ni delimitar entre los muros de un espacio llamado iglesia.
Neblina: ¡Esa concepción me hace mucho más feliz!
Chispita: Finalmente, mi querida Neblina, creo que a Dios no se le define, se le vive.
Neblina: ¿Y cómo vivimos a Dios?
Chispita: A través de nuestros actos. Cada palabra o cada gesto amable, es Dios expresándose a través de ti. Cada reacción de paciencia o perdón, es el Padre actuando a través de ti. Cada sentimiento de generosidad y fraternidad, es Dios que se asoma a través de ti.
Neblina: ¿Y si alguien actúa erróneamente, ¿quién o qué es lo que se expresa a través de esa persona?
Chispita: La obscuridad, la ausencia de luz, de Dios en ella.
Neblina: Ya veo, Chispita, desde ahora no volveré a sentirme sola o separada, porque Dios está siempre en mí y conmigo. Esa será mi doctrina: pregonar que Dios somos todos... ¡y que todos somos uno en Dios!
Chispita: ¡Bien dicho, amiga!.. ojalá que este tema no sirva ya más para discutir... sino para unir. ¡Hasta la próxima!... paciente lector.
Elvira G.
® Derechos Reservados.
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5 comentarios:
Elvira, I am most impressed with your blog. Congratulations.
Laura Holland
Thanks a lot for you visit, Laura!
I didn't know that you had, as well, your own blog! Congratulations!
Photos is "a domain" that I don't handle at all!
Hope we will keep in contact!
Saludos!
Elvira...
Epa, ¿ya será siendo hora que neblina cambie de nombre?. Se le ve más despabilada. :p
Esta muy buena la entrada. Perfecta para aquel desertor que haya despertado. Mucha gente necesita de estas palabras para cuestionarse sus "verdades absolutas". Aun que ese "Padre" suena religioso (jaja).
Un abrazo, de esos donde nuestras esencias se tocan. :D
Bosque Culture:
Gracias por el comentario.
"Neblina", como muchos de nosotros, está "despertando"... Cae aún en dudas e incertidumbres, pero va en su proceso hacia la Luz... Tal vez cambie de nombre cuando ya no exista ninguna "neblina" en el mundo!...
Un abrazo y mucha Luz!
Elvira.
Ahora entiendo. Un abrazo. Joce
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