
de quien viene detrás…
Ser torrente irrefrenable para encausar destinos a la deriva
por el río de la existencia…
Ser venturoso viento que impulse las alas
de quien busque llegar lejos…
Ser camino ancho y placentero
para el cansado y perdido peregrino…
Ser muralla fuerte para el que apoyo necesite.
Ser oído atento y paciente para quien hablar precise.
Quiero ser, Señor, el mensajero que elegiste.
Ocupar mi agenda como tú me sugeriste:
escuchar más que hablar, dar más que esperar recibir.
Consolar, más que buscar consuelo.
Quiero que me alientes siempre, Señor, a recordar mi esencia.
Permite que mi humilde linterna,
ayude a despertar a quien aún duerme.
Necesitamos rescatar consciencia para el gran cambio.
Vestirnos de luz, de buena voluntad,
de transparencia en el corazón.
Dejar a un lado el sombrío ropaje de la tristeza y el rencor.
Romper barreras: lo tuyo-lo mío,
para comenzar a conjugar “lo nuestro”.
Necesitamos olvidar protagonismos porque,
así como el sol que se da para todos,
lo que hagamos o pensemos no es nuestro, es tan sólo tu mensaje Señor, compartiéndose al Universo
a través de tus hijos-espejo.
Ser, como lo dijo el Hermano de Asís, tan sólo tu instrumento.
Eso Señor, es lo que andando
y dando aún de tumbos por el camino,
en el fondo de mi Ser, profundamente, anhelo ser…
Elvira G.