miércoles, 16 de marzo de 2011

Tu última cuerda...

Tu última cuerdaExistió una vez un gran violinista llamado Paganini. No faltó quien dijera que era muy extraño, o que alguien opinara que más bien era sobrenatural.

Las notas mágicas que salían de su violín tenían un sonido diferente, por eso nadie quería perderse la oportunidad de verle en su espectáculo. Cierta noche, un auditorio repleto de admiradores estaba ansioso por recibirlo.

La orquesta entró y fue aplaudida. El maestro entró y fue ovacionado. Mas cuando la figura de Paganini surgió, triunfante, el público deliró.

Paganini colocó su violín en el hombro y lo que se escuchó fue indescriptible. Breves y semibreves, fusas y semifusas, corcheas y semicorcheas, parecían tener alas y volar con el toque de sus dedos encantados.

De pronto, un sonido extraño interrumpió el solaz de la platea. ¡Una de las cuerdas del violín de Paganini se rompió! El maestro paró. La orquestra misma paró. El público contuvo el aliento. Pero Paganini, mirando su partitura, continuó arrancando sonidos deliciosos de un violín con problemas.

El maestro y la orquesta, exaltados, recomenzaron a tocar. Sin embargo, antes de que el público se serenara, otro sonido perturbador derrumbó la atención de los asistentes. ¡Otra cuerda del violín de Paganini se rompió! El maestro se detuvo nuevamente, no así Paganini quien, como si nada hubiese sucedido, ignorando las dificultades, siguió sacando sonidos de lo imposible.

El maestro y la orquesta, impresionados, volvieron a tocar. Pero el público no podría imaginar lo que estaba a punto de suceder: todas las personas, atónitas, exclamaron ¡ohhh! ¡Una tercera cuerda del violín de Paganini se rompió! El maestro se paralizó. La orquesta paró. La respiración del público se detuvo.

Pero Paganini continuó. Como si fuese un contorsionista musical, arrancó todos los sonidos de la única cuerda que sobrara de su violín destruido. Ninguna nota musical fue olvidada. El maestro se animó. La orquesta se motivó. El público fue del silencio a la euforia, de la inercia al delirio. ¡Paganini alcanzó la gloria!

Su nombre ha permanecido a través del tiempo. No fue únicamente un violinista genial. Se convirtió en el símbolo del profesional que continúa adelante frente a lo imposible.

¿Y a ti, “se te ha roto alguna cuerda”? Sea cual sea el problema que atravieses actualmente: personal, conyugal, familiar, algo que esté afectando tu estima o tu desempeño profesional… No importa lo que sea, necesitas darte cuenta que no todo está perdido.

Aún existe una cuerda en tu haber, y es tocando con ella que ejercerás tu talento.Tocando con ella es que vibrarás. Aprende a aceptar que la vida siempre te dejará esa última cuerda.

Cuando estés desanimado, nunca desistas. Aún existirá la cuerda de la persistencia inteligente, del “intentar una vez más", del dar un paso más con un enfoque nuevo. Despierta al “Paganini” que existe dentro de ti y avanza para vencer. Triunfar es el arte de continuar, cuando los otros deciden darse por vencidos.

Aún cuando todo parezca desmoronarse, bríndate una última oportunidad y continúa hacia adelante. Toca la cuerda de la motivación y arráncale sonidos de resultados positivos. Pero antes pregúntate: ¿Quién motiva al motivador? ¿Quién motiva tu cerebro, qué motiva tu mano, qué es lo que toca “tu violín”?

No te frustres, no te desesperes, recuerda: aún existe la última cuerda. La cuerda del aprender de nuevo para deslumbrar y generar soluciones. Nunca la vida te romperá todas las cuerdas. Si los resultados están mal, es tu oportunidad de tocar la última cuerda, la de la imaginación que reinventa el futuro con innovación continua.

Es siempre la cuerda olvidada la que te dará el mejor resultado. Pero, si acaso estuvieras en el fondo del pozo, esta es tu oportunidad de tocar con la mejor cuerda del universo: ¡Creer en ti! ¡No te derrumbes!

(Anónimo).

2 comentarios:

Rebeca F. dijo...

Hola Elvira:

No puedo evitar comentarte que es fabuloso y motivador este mensaje, muchas gracias y que Dios te bendiga mucho mucho.

Abrazos!
Rebeca.

Elvira G. dijo...

Querida Rebeca, lo siento, leí tu comentario en un principio, pero después se me pasó contestarlo!

Ahora mismo releí el texto porque se ha colocado y mantenido como uno de los mensajes más leídos en este blog.

Me da gusto constatar que palabras así toquen el corazón humano y, lo que es aún mejor, nos impulsen a cada día ser mejores, a "tocar" siempre con nuestra "última cuerda": la confianza en nosotros mismos!

Estoy segura que tú -con tu espíritu de "guerrera"-, lo sigues haciendo siempre!!!

Un abrazo!

Elvira...