Te corresponde crecer, no juzgar ni criticar. Te corresponde no dejarte atrapar una vez más en las redes del ego. Nadie ni nada te perturba. Te perturba el creer en ello. El problema radica sólo en tu mente.
Despide de una buena vez tus deseos de control. Deja ser. Simplemente observa. No juzgues. Cada quien va en su propio nivel de evolución. Cada ser crea sus propios dioses. Tus valores o intereses no deben ser los de todo el mundo.
Sigue tu marcha, ya encontrarás por el sendero almas con quienes compartir. Deja ir. Déjate fluir. Simplemente Sé. La luz que tus acciones provoquen, quizás ilumine a alguien más. A quien se refleje en tu actitud.
Estás varado ahora mismo entre mil conjeturas. Más lees, más te confundes. Más escuchas al exterior, menos percibes el soplo de entendimiento que puede surgir de tu interior. Más que preocuparte, ocúpate de apaciguar y diluir tus propios miedos.
El circo de Maya grita hoy más que nunca. No obstante, mi espíritu Es y será Eterno. Permite que se manifieste a través de ti como puerta abierta, oído atento, palabra alentadora, sonrisa agradecida, abrazo reconfortante...
Son esos pequeños e imprescindibles actos cotidianos, lo que por naturaleza te corresponde, querido mío. Y, recuerda: “Aunque andes por valles de sombra y muerte, mi vara y mi cayado te infundirán aliento; no temerás mal alguno porque yo estaré siempre contigo…”
Elvira G.
Despide de una buena vez tus deseos de control. Deja ser. Simplemente observa. No juzgues. Cada quien va en su propio nivel de evolución. Cada ser crea sus propios dioses. Tus valores o intereses no deben ser los de todo el mundo.
Sigue tu marcha, ya encontrarás por el sendero almas con quienes compartir. Deja ir. Déjate fluir. Simplemente Sé. La luz que tus acciones provoquen, quizás ilumine a alguien más. A quien se refleje en tu actitud.
Estás varado ahora mismo entre mil conjeturas. Más lees, más te confundes. Más escuchas al exterior, menos percibes el soplo de entendimiento que puede surgir de tu interior. Más que preocuparte, ocúpate de apaciguar y diluir tus propios miedos.
El circo de Maya grita hoy más que nunca. No obstante, mi espíritu Es y será Eterno. Permite que se manifieste a través de ti como puerta abierta, oído atento, palabra alentadora, sonrisa agradecida, abrazo reconfortante...
Son esos pequeños e imprescindibles actos cotidianos, lo que por naturaleza te corresponde, querido mío. Y, recuerda: “Aunque andes por valles de sombra y muerte, mi vara y mi cayado te infundirán aliento; no temerás mal alguno porque yo estaré siempre contigo…”
Elvira G.
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