¡Feliz Solsticio 21/12/12!
Reinaba aún la más grande oscuridad. El silencio imperaba en esos dominios, aunque la agitación y el bullicio de la esfera inferior eran impresionantes. Pero en ese nuevo plano comenzaba a sentirse un cambio. Era como el advenimiento de algo muy especial.En la lejanía el horizonte comenzó a dibujar su promesa de luz. Poco a poco ésta fue “in crescendo” y, con ello, comenzaron a dibujarse las primeras y enigmáticas siluetas: figuras gráciles, ataviadas con lo que parecían largas y fluidas túnicas blancas. Caminaban lenta, aunque incesantemente, en sinuoso movimiento. Cada una de ellas portaba en sus manos una radiante esfera de luz. Esa luz era tan intensa que desdibujaba sus rostros.
En medio de la oscuridad, aquella interminable hilera de peregrinos resultaba una ondulante serpiente de luz subiendo y bajando montañas, atravesando laderas e internándose en los valles para volver a surgir en la planicie siguiendo el cauce de los ríos, o caminando a la orilla del mar…
Nada ni nadie les detenía. A su paso, con su esfera de luz, cada peregrino contagiaba mínimo a otro peregrino. La fila se fue duplicando, ensanchando. Poco a poco, la luz de esas esferas fue mitigando la oscuridad sobre la faz de la Tierra. No faltó quien quisiera extinguir, aniquilar esas esferas luminosas.
Se construyeron barricadas para impedirles el paso. Se provocaron cataclismos, terremotos, sunamis… Se quebró la economía y surgieron pestes para amedrentarlos. Pero los tenaces y empecinados peregrinos, portando ya su refulgente esfera, no podían retroceder a la oscuridad. Seguían fieles los pasos de quienes iban delante. A tal grado que sus esferas se volvían día a día más notables y luminosas. Su luz irradiaba a grandes distancias.
Quienes les precedían comenzaron a fundirse con su luz. No eran más humanos. Se habían convertido ellos mismos en luz. Y ya nunca más retrocedieron al reino de la oscuridad de donde habían salido. Convirtiéndose palpablemente en luz, contagiaban a quienes les seguían de cerca.
Fue entonces que culminó el gran amanecer. Y con ello resurgió el sol de la esperanza. Guerras, genocidios, odio encarnizado, angustia desgastante, pobreza de siglos, dolor y enfermedad, tristeza y desamor, se volvieron conceptos y sentimientos ajenos a los seres de esa nueva humanidad. ¡Había amanecido al fin!
El tan esperado nuevo día de una nueva forma de vivir, por fin ahí estaba. Los seres ya no portaban exteriormente la luz, la proyectaban desde dentro de sí mismos, ¡se habían convertido ellos mismos en luz!
Tuvieron que pasar muchas pruebas. Pero triunfaron. Salieron victoriosos y esa fue su gran conquista: un nuevo mundo en el cual vivir. Más que un nuevo mundo, fue el retorno a sus verdaderos orígenes, a sus auténticas raíces. A lo que siempre fueron: unión en vez de dispersión.
Promovieron armonía y hermandad, en reemplazo a querellas y disturbios. Tranquilidad, como trueque a la antigua incertidumbre. Alegría, que borrara de un trazo cualquier esbozo de melancolía. Sentimientos de seguridad y paz, sustituyendo al anterior y constante temor… Es decir, ¡los seres volvieron por fin al amor!
El tan esperado retorno a casa se había realizado con éxito. El cambio no fue tanto físico sino en el interior de cada ser. Fue la toma de conciencia y actitud, lo que elevó la vibración del amor en todos los seres. Se re-crearon en su intrínseca y original esencia: el Amor.
Aquellos peregrinos llegaron por fin a buen puerto. No tuvieron ya más que caminar. Su ineludible y tan anhelado destino se había cumplido. Se llevaron al fin las palmas en el escenario de la existencia, por su encomienda cósmica como misioneros y peregrinos en la luz…
(Nota a los lectores):
Decido publicar nuevamente este mensaje en ocasión del momento tan especial que vivimos. Deseo que este sea un dichoso Nuevo Amanecer Galáctico para todos ustedes, y que sus senderos de vida se llenen de Luz y bendiciones.
¡Un abrazo luminoso!
In-lakesh
Elvira G.
elviraje99@gmail.com
2 comentarios:
El mundo espiritual ideal...ojalá algún día lo alcancemos!!!!
Liliana.
Estoy cierta que, por fortuna... y por ley cósmica, hacia ahí vamos, mi querida Lilianísima!!!
Un abrazo!
Elvira...
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