lunes, 25 de enero de 2010

¡Hola, soy Chispita!

Foto Chispita¡Qué ironía! Yo, que vengo de la luz, ¡al fin desperté! Es que al llegar a este plano tan denso, pasé mucho tiempo atrapada en los sombríos confines de Madame Penumbra. Fue un sueño incómodo.

Digamos que viví adormilada, “apagada”, hasta que comencé a sentirme asfixiada, viviendo día a día rodeada de incontables penumbras e incertidumbres -los tenebrosos moradores de ese reino.

Me faltaba el aire. Me ahogaba. Intuía que debía de haber algo más. Otro mundo en donde yo pudiera respirar a gusto. Sin tantas trabas. Sin tantos miedos. ¡Con más luz! Un buen día, para mi fortuna, logré despertar. Hice un esfuerzo, sentí como si me brotaran alas, me elevé… ¡y comencé a despedir inesperados destellos!

¡Qué divertido fue el darme cuenta de todo lo que yo podía lograr en este mundo de luz al que realmente pertenezco! Ir de aquí para allá sin privaciones ni impedimentos. Y sólo haciendo lo que me gusta: volar, ser libre, y ser una Chispita que cuenta para alguien más.

Aunque ahora, con tristeza, veo cuánta bruma impera aún en el planeta. Así que me dedico a deambular por la vida sin ningún otro afán que el de encender esa “chispita de luz” que sé que también existe en cada ser viviente.

Por fortuna, en esta mi nueva misión, no estoy sola: tengo a mi amigo Destello, quien de vez en cuando me visita, o se aparece fugazmente para salvar una situación.

Aún siendo Chispita, a veces me amilano porque paso por situaciones tremendas que casi acaban con mi vida, es decir que casi apagan mi luz.

Ayer por la noche, de pronto, en un alto del semáforo, un par de automóviles conducidos por chicos jóvenes, muy alcoholizados, estuvieron a punto de chocar. Uno de ellos salió del auto para reclamar a quien manejaba el otro vehículo. Se armó una trifulca enorme.

Los gritos, las palabras altisonantes, el estado de ebriedad de todos los involucrados, tornó aquella escena en un campo de batalla verbal y casi física, pues dos de los chicos estuvieron a punto de liarse a golpes. Finalmente llegó la policía, lograron dispersar a los curiosos, y se llevaron a la delegación a los chicos problema.

En medio de tanta obscuridad estaba yo a punto de desmayar, cuando llegó, inesperadamente, mi amigo Destello. ¿Qué pasa Chispita? -me preguntó. ¿Por qué tan desfalleciente? Destello me escuchó y me dijo: no te preocupes, Chispita, esa es una de las lacras de la sociedad actual.

Desafortunadamente gran parte de los jóvenes cifran su felicidad en ir los fines de semana al “antro” a tomar y pasarla bien con sus cuates. Hay mucha obscuridad en ese entorno. Hijos de padres que no han encontrado –ellos mismos-, un verdadero sentido a la vida. Esos chicos vagan por el mundo perdidos, y sin saber a dónde van. Buscan escapes en las drogas o el alcohol. Si tan sólo alguien les pudiera decir que sí hay una salida para tanta obscuridad, que sí hay una luz al final del túnel…

Pero enfrascados en su rutina diaria, sin dejar de ver televisión y sumergidos en la programación de los medios de comunicación, en el consumismo, la frivolidad y el culto al cuerpo físico, no son capaces de ver más allá. Se preocupan mucho del “tener”, pero nadie les ha hablado de la importancia de cultivar el “Ser”. Buscan diversión en todas partes, menos en el interior de sí mismos. ¡Y es precisamente ahí, donde podrían encontrar la paz que tanto necesitan!

Destello se despidió rápidamente y yo me quedé pensando que, por fortuna, cada día son más –también entre los jóvenes-, quienes comienzan a descubrir su verdadera naturaleza. Es decir, que ellos –como yo-, son también “chispitas de luz”, y que sólo necesitan sacudirse la inercia para transformar su mundo.

Por otro lado, me doy cuenta que la obscuridad se agazapa no sólo en el corazón del delincuente o el asesino. Se disfraza también, hipócritamente, en forma de apatía. Invade el corazón de quien, en medio de la “crisis económica”, al final de su jornada se refugia en casa pensando que al menos él tiene trabajo, que puede aún pagar las colegiaturas de los hijos, salir de vacaciones con la familia, y cubrir los seguros que le protegen contra cualquier contingencia. En el fondo, ese pobre hombre está atrapado en el miedo, en la obscuridad.

Cree que todo depende de él. De luchar él mismo. De pelear él mismo. No ha aprendido a confiar en la Fuente. En la Luz que lo trajo y lo tiene aquí. No se da cuenta que, cuando finalmente conecte con ella, de verdad y de corazón, todo le será dado por añadidura…

¡Por hoy me tengo qué “apagar”! La próxima vez te presentaré a una amiga que seguro te gustará conocer!

Adiós… ¡y que se encienda también tu Chispita interior!

Elvira G.

® Derechos Reservados.

4 comentarios:

Fael·lo dijo...

Pues si, vivimos en unos días bastantes oscuros, y las personas estamos confundidas y no sabemos donde acaban nuestros límites corporales. Pensamos que nuestra casa, el coche, el dinero, nuestros amigos, nuestras esposas son parte de nosotros y por añaduría nos pertenecen.

... seguimos sufriendo y nuestro interior nos es extraño; pero como bien dice Drexler... "Quien no lo sepa, ya lo aprenderá deprisa".

Un abrazo

Elvira G. dijo...

Fael-Lo,
creo que tu "despertar" es inequívoco. A medida que tu propia Luz se intensifique, los "apegos" -raíz de todo sufrimiento, como dijo Budha-, se irán a ese sitio de donde vinieron: al mundo de lo ilusorio... Y tú, contagiarás a tu entorno de paz y serenidad, desde tu apertura de conciencia...
Un abrazo!

Elvira G.

Joce Díaz dijo...

Increíble, ¡por fin se me quitó la intriga del nuevo tema: "Chispita"!

Me pareció muy, muy, interesante! En general todo me encantó, pero más aún desde que "Chispita" llega al semáforo. La reflexión sobre los jóvenes, es algo importante para que gente de esta edad comience a "despertar".

"Chispita", ¡todo mi apoyo! Rotundo éxito, además de ayudar a los jóvenes, a cualquier persona consciente le servirá de guía...

Joce.

Maru Blok dijo...

Gracias querida Elvira, por tu tiempo, por tu dedicación, por todo tu amor vibrante de corazón a corazón.
Sin dudas "Chispita" eres tú y, como dice Santiago Pando: "La misión galáctica es difundir el mensaje".
Así que, hermana del alma, continúa, sin prisa pero sin pausa,
tu blog colabora con este Despertar de Consciencia. El deseo de todo hombre y mujer que habita esta Tierra, es encontrar la Luz,
sólo hay qué avisarles que ellos: SON LUZ!... y para ello sólo es necesario despertar... y tú lo haces muy bien.
Gratitud!!!
Abrazos!!!

Maru.