Dinero y espiritualidad
El primer chakra tiene que ver con mi relación con la Tierra, con la subsistencia. Tiene que ver con la conciencia y con las emociones relacionadas con esa manifestación de la energía. En muchos casos se detiene la energía sin poder fluir adecuadamente por informaciones que vienen del pasado, por situaciones traumáticas que se han vivido y no han podido transmutarse y resolverse.
¿Por qué no nos funciona? Porque nos instalaron programas negativos que nos impiden la felicidad y nos alejan del paraíso terrenal: “el dinero es malo, porque la materia es mala”. Espíritu y materia como dos opuestos.
En la historia del Cristianismo, Pedro condenó a Simón el Mago, un cristiano que vendía las bendiciones, y de allí quedó el pecado de "simonía": vender la gracia divina. (En realidad era su fuerte oponente para liderar a los cristianos y lo venció en una contienda de milagros en la cual por poco perdió).
Siglos más tarde Lutero se separó de la Iglesia por la venta de las indulgencias (el perdón del tiempo que debería pasarse en el Purgatorio) que llevaba a cabo el Papado. Ni qué hablar de los actuales dineros de la Iglesia. Todo eso nos dejó un precepto, basado en hipocresías: lo espiritual es contrario a lo material, no se vende, no se cobra.
El primer chakra tiene que ver con mi relación con la Tierra, con la subsistencia. Tiene que ver con la conciencia y con las emociones relacionadas con esa manifestación de la energía. En muchos casos se detiene la energía sin poder fluir adecuadamente por informaciones que vienen del pasado, por situaciones traumáticas que se han vivido y no han podido transmutarse y resolverse.
¿Por qué no nos funciona? Porque nos instalaron programas negativos que nos impiden la felicidad y nos alejan del paraíso terrenal: “el dinero es malo, porque la materia es mala”. Espíritu y materia como dos opuestos.
En la historia del Cristianismo, Pedro condenó a Simón el Mago, un cristiano que vendía las bendiciones, y de allí quedó el pecado de "simonía": vender la gracia divina. (En realidad era su fuerte oponente para liderar a los cristianos y lo venció en una contienda de milagros en la cual por poco perdió).
Siglos más tarde Lutero se separó de la Iglesia por la venta de las indulgencias (el perdón del tiempo que debería pasarse en el Purgatorio) que llevaba a cabo el Papado. Ni qué hablar de los actuales dineros de la Iglesia. Todo eso nos dejó un precepto, basado en hipocresías: lo espiritual es contrario a lo material, no se vende, no se cobra.
"Si soy espiritual debo ser pobre. La abundancia de bienes materiales es mala". Muchos de nosotros en otras vidas hicimos votos de pobreza y ahora estamos pagando las consecuencias. Una buena conexión con la Madre Tierra me dará la abundancia material. Esto es así, porque nuestra Madre nos provee de todo lo que podemos necesitar.
Sus bienes son inagotables y nos los brinda como una madre que amamanta a sus hijos. La relación es de amor. Tal como del cuerno de la ninfa-cabra Amaltea, (la Cornucopia o Cuerno de la Abundancia) la Tierra brinda pródigamente agua, trigo, frutos, metales, flores y todo cuanto querramos.
Todo es energético. Al activar mi conexión con mi Centro de Abajo, el octavo chakra, o como lo queramos llamar, despierto mis potencialidades creadoras y generadoras de bienes tangibles o intangibles y se activa el circuito de la generación de dinero del que hablábamos antes.
La conciencia y las emociones
Dijimos que el funcionamiento de mis chakras tiene que ver con la conciencia y con las emociones. Si estoy instalada en el miedo, la falta de autoestima, la culpa, la desconexión con mi presente, o creo que debo padecer alguna forma de castigo u otra emoción contraproducente, mi chakra basal no funcionará adecuadamente.
Tampoco podré abrirme a la gracia de la Madre. Es muy importante el trabajo con mis propias emociones. Uno de los caminos más bellos es el de las esencias florales. La Madre produce las flores no sólo para perpetuar las especies vegetales. Es para ayudarnos en ese trabajo fundamental para nuestro despertar espiritual.
La abundancia material
Hace unos años atrás, cuando estaba preparando un Curso sobre estos temas me llegó en forma de canalización, un esquema que señala la abundancia de bienes (tanto de uso como de cambio) como un punto medio entre tres pares de opuestos: "carencia –despilfarro"; "pobreza –avaricia" y "abulia –codicia".
La carencia es la condición del que no tiene, ya sea por condición social o por pérdida. No tiene dinero, no puede moverlo, intercambiar o adquirir bienes, tener comodidades, abrirse a las múltiples posibilidades que se nos ofrecen. No hay prácticamente energía. No fluye.
El despilfarro, su contrario, es la condición y la acción del que tampoco tiene porque lo gasta sin control. Es el que, no importan los ceros de las cifras, gasta desmesuradamente en cosas que no necesita. La energía fluye y termina agotándose.
En ninguno de los dos hay abundancia por una mala regulación del flujo energético. Pobreza es la condición del que tiene poco. Consume lo mínimo diariamente porque su horizonte de conciencia llega hasta allí. Del otro lado está el avaro, quien también consume poco, porque teme gastar lo que tiene.
Ambos viven en la ausencia de abundancia por limitaciones de su conciencia. Por último está el abúlico: no genera bienes y por lo tanto no tiene. Su contrario es el codicioso que no para de generar y generar dinero. Un dinero que, en muchos casos, no podrá gastar en toda su vida.
Tampoco aquí hay abundancia: en ambos casos se ha perdido la esencia del ciclo productivo. Los tres pares de opuestos nos tocan de una u otra manera. Es interesante ver en dónde nos vemos identificados total o parcialmente. Abundancia puede definirse así: tengo todo lo que necesito en un fluir creador de mi energía personal. Puedo co-crear lo que necesito
"Ganarás el pan con el sudor de tu frente" fue una de las consecuencias de la pérdida del Paraíso Terrenal, enseña la Biblia. De hecho el terrible mandato se cumplió a lo largo de los siglos.
Pero ahora, acercándonos a la quinta dimensión, el panorama es otro: a través de mi mente y mis emociones positivas y creadoras, puedo co-crear lo que necesito. El Poder divino está en mí. Estructuro mi realidad y mi entorno.
Mientras estemos en esta etapa de transición, necesitamos del valor de cambio para adquirir los bienes que nuestros cuerpos todavía requieren. Tengo que salir de la conciencia de necesitar dinero: necesito bienes (agua, alimentos, combustibles, casas, vestidos, etc.) y los debo tener en abundancia. Si me centro en el dinero me olvido de mi poder creador.
Ahora sé que pensamientos negativos y emociones adversas me alejan de la abundancia. Por el contrario, si pienso y siento en Luz y Amor no hay limitaciones. No hacen falta sudor y lágrimas. Sólo la alegría y la bendición (de ben-decire: decir bien) de la vida plena que nos llevará a la Nueva Tierra.
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