jueves, 20 de octubre de 2011

La orilla de la luz...

La orilla de la luzSe encuentran en un lugar donde la arena y la marea se tocan. Aún no se han aventurado en las aguas más profundas de la vida y la luz, ni en el océano de todo lo que aún está por venir. Se paran en las orillas de sí mismos, preparándose para tormentas invisibles.

Están entrando en un océano de posibilidades puras, de energías virginales que nunca antes tocaron la Tierra. Ellas llegan como una marea alta inesperada. Día tras día, capa tras capa, ustedes y la Madre Tierra se sumergen e impregnan de estas energías limpiadoras que se reciben en su cuerpo físico y su luz.

Entrar en la unicidad no es un viaje para los de corazón débil o intención débil. Es un viaje para los que son valientes. Es un viaje para aquellos que pueden escalar las montañas del yo, las montañas de la emoción y las montañas del pasado, utilizándolas como peldaños mientras los reinos celestiales avanzan sobre la Tierra.

¿Alguna vez pensaron que su naturaleza humana tenía luz? El cuerpo humano mismo irradia y muestra una frecuencia de luz de monitoreo. Las moléculas dentro de la carne tienen una luz hermosa. Ustedes ven a su humanidad como algo manchado, enfermo y sucio que debe descartarse a medida que ascienden hacia una luz más elevada, la luz de la Luz de la Ascensión.

¡Yo vengo a decirles que acepten la luz de la carne, del cuerpo, de ser humanos! Porque al reconocer y aceptar la luz humana estarán en posición de recibir y no en un lugar de engaño.

Estas nuevas olas de luz les entran ópticamente. Penetran en los orificios de su cuerpo. Entran por cada abertura que tiene su cuerpo, dentro y sobre él. Ópticamente, el cerebro las recibe linealmente; energéticamente, se reciben como partículas de luz que se posan sobre ustedes y son absorbidas instantáneamente. Impregnan al cuerpo humano con más componentes de luz molecular que lo que se haya recibido anteriormente.

Permitan que su humanidad brille en todo su poderío. Si separaran su cuerpo humano, su cuerpo de luz o su alma y su mente (cerebro), verían que cada uno es una estrella distinta que irradia una luz diferente. A medida que la alineación planetaria se vea al amanecer, se convertirá en un reflejo de ustedes. Cuando todos los planetas y estrellas se alinean, la luz se vuelve más brillante. La luz se amplía y magnifica.

Eso es exactamente lo que les sucede a ustedes cuando permiten que la luz de su cuerpo humano se alinee con la luz de su alma y la luz de su mente. Cada aspecto de la trinidad de la vida que son puede entonces resplandecer como estrellas brillantes y mostrar su verdadera esencia. Alinéense con las estrellas dentro de ustedes, con las galaxias que representan, que recuerdan, que contienen, y en las que se están convirtiendo.

Cada uno de ustedes mantiene un tipo distinto de alineación, una octava diferente de frecuencia, de luz. Se están convirtiendo en acontecimientos celestiales. Recuerden, como es arriba es abajo; como en el Cielo, así en la Tierra. No es más que un reflejo siempre. Miren a los Cielos en busca de explicaciones de sí mismos.

Canalizado por Gillian MacBeth-Louthan
Traducción: Margarita López
www.manantialcaduceo.com.ar/libros.htm

2 comentarios:

Lilia Favela dijo...

GRACIAS MI QUERIDA ELVIRA, ES BELLISIMO. GRACIAS. Y BUEN DIA Y FIN DE SEMANA. BYE. LILIA

Anónimo dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.