sábado, 5 de diciembre de 2009

No contribuyas…



No contribuyas al miedo y al temor,

aporta más bien a la confianza y la seguridad…

No contribuyas al desánimo y la desesperanza,

apuesta más bien al entusiasmo y la fe…

No contribuyas a la oscuridad,

enciende más bien una luz para quien viene atrás en el camino…

No contribuyas a la crítica necia y ociosa,

aporta más bien al análisis constructivo y la edificación…

No contribuyas al desamor y al menosprecio,

haz campaña más bien por encontrar valores y ensalzarlos…

No permitas que te contamine la actual epidemia de la incertidumbre,

inoculízate a las premoniciones, vive el presente.

El pasado ya se fue, y el futuro aún no llega.

No te pre-ocupes. Más bien ocúpate de alimentar tu propio fuego interno.

Pon oído sordo a los agoreros catastróficos.

Hay dos tiempos en los que no podemos vivir:

Ni en el futuro, ni en el pasado.

Sigue tu camino, no te detengas, vive en tiempo presente.

No te envuelvas en discusiones sin sentido.

Mantente mejor al margen, apartado.

La verdad, para surgir, necesita de silencio y soledad.

Necesitas lanzarte, entregarte a ese par de consejeros. Sin la menor duda.

Ellos te acunarán en sus brazos y, una vez apaciguado, la soledad y el silencio

estarán dispuestos a revelarte todo, para que tú lo retransmitas en tu propio lenguaje.

Porque nada hay nuevo bajo el sol.

Lo único nuevo y siempre irrepetible, es la forma

singular de cada ser, para expresar su mensaje.

Hay una sola verdad, pero son infinitas las versiones

de transmitirla. ¿Cuál será la tuya?

Al menos, si de alentar temor,

o de sembrar duda y desesperanza, se trata,

mejor enmudece. Aléjate.

¡No contribuyas!



Elvira G.

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