martes, 9 de febrero de 2010

Chispita & Neblina: ¡inseparables!

Chispita & Neblina: ¡inseparables!
Chispita:
Prometí presentarles en esta ocasión a una amiga muy querida, aquí la tienen. ¡Tercera llamada, tercera! ¡Comenzamos Neblina! ¡Es hora de salir a escena!

Neblina:
¡Qué nervios, Chispita! ¿Y de qué vamos a hablar?

Chispita:
No te preocupes, el libreto irá surgiendo poco a poco en cada escena.

Neblina:
Este día estoy tan en la depre que quisiera hablar de ello.

Chispita:
Ya lo estás haciendo, Neblina, ¡haciéndole honor a tu nombre!

Neblina:
Es que me siento sola, ¿sabes? Siento que el hecho de “despertar”, me ha alejado de la gente… ¡hasta de mis amigos! Creo que los demás duermen aún, y no me escuchan.

Chispita:
Si comienzas a hacer ruido, tal vez se despabilen…

Neblina:
Intento, pero no obtengo mucha respuesta.

Chispita:
No hagas mayores esfuerzos. El despertar llega a cada quien en su propio momento. Aunque estamos en un momento en donde, por fortuna, cada día son más los seres que comienzan a moverse en la luz.

Neblina:
Me desalienta que, en mi propia familia, no me hagan mucho caso. Siguen escuchando y viendo la televisión, siguen alarmados por la situación económica. Tienen miedo de todo. De salir a la calle, de los secuestros, de la situación política en el país…

Chispita:
¿Te das cuenta, Neblina? Estás hablando todo el tiempo en “tercera persona” pero, ¿qué hay de ti? Aprende a no hablar por los demás, sino por ti misma.

Neblina:
¡Cuánta razón tienes, Chispita! En realidad ya me he dado cuenta. Yo no puedo cambiar al mundo, ni a mi país, ni a mi ciudad, ni a mi barrio, ni a mi familia. ¡A la única que puedo cambiar es a mí misma!

Chispita:
¡Exacto, Neblina! Comenzar con ello es sumamente importante. Todos somos células del gran Cuerpo Universal. Si una célula espera a que las demás cambien para así poder cambiar ella misma, el “tejido universal” comienza a descomponerse y deteriorarse. Se corrompe, y lo único que logra es ir contaminando a mayor escala la vibración de la sociedad.

Neblina:
¡Me encanta, Chispita, saber que yo pueda convertirme en una célula de luz!

Chispita:
Ya lo eres, Neblina, basta que te lo creas! Así entonces comienzas a contagiar de alegría y entusiasmo a los demás.

Neblina:
Por lo pronto, ¡prefiero contagiar a mis vecinos de Luz, que de Influenza, ¡por ejemplo!

Chispita:
Haz dicho algo clave, Neblina. ¿Sabes cuál ha sido el mayor contagio con la gran conmoción causada en todo el mundo por la famosa “Influenza”? El miedo, el pánico generalizado que se logró crear en tantos países, a través de los medios masivos de comunicación.

Neblina:
¿Y tú sabes, Chispita, todo lo que se dice, que todo ha sido manipulado por los grandes poderes del mundo, para enfermar a la gente y diezmar a la población? Los así llamados “conspiranóicos” hablan del Proyecto Haarp, de los Rayos Blue Beam con sus engañosos hologramas, de los Illuminati que nos manejan a su antojo, de los temibles Chemtrails que nos “fumigan” en tantas ciudades del mundo… y muchísimas teorías más, que ya no sé yo ni en qué creer… no sé cuál sea -como dicen los chavos en México- “la neta del planeta”!

Chispita:
Tienes razón, mi querida Neblina. Por eso insisto, necesitamos centrarnos en nosotros mismos hasta saber que, si bien nuestro cuerpo es finito, no lo es así nuestra esencia espiritual. Necesitamos darnos cuenta que podrán, o se podrá destruir nuestra representación, nuestro vehículo físico, pero no nuestro ser espiritual.

Neblina:
Si analizo a fondo, Chispita, me parece que quienes navegan con la teoría de la “conspiración”, se han quedado con la noción de su “cuerpo físico”. Considero que le dan mucha importancia a ello. Por eso les preocupa y les molesta todo lo que les pueda afectar al respecto.

Chispita:
Cierto, Neblina. Cuando nos anclamos en el hecho de que, en realidad, vinimos de y vamos hacia la Luz, que este mundo no es más que una estación de paso en el transcurrir de la Vida con mayúscula, nos damos cuenta que no importa el devenir de nuestro cuerpo físico y, si éste al final se destruye o no, lo importante es el “vehículo” de amor que vamos logrando con él, en el día a día con nuestras acciones e intenciones para con los demás.

Neblina:
Como el practicar y desarrollar paciencia, fe, o esperanza, ¿cierto?

Chispita:
¡Perfecto, Neblina! Esos son “músculos” ideales a fortalecer en nuestros cuerpos mental y espiritual.

Neblina:
¡Me encanta hablar contigo, Chispita, porque me escuchas y a la vez me aclaras tantos temas! ¿Sabes? ¡Ya me siento mejor! Me doy cuenta que cuando estoy apachurrada o triste, ¡siempre puedo tocar a tu puerta y encontrarte!

Chispita:
Gracias, Neblina, por abrir tu corazón conmigo y confiar en mí. Todo mundo tiene su propia Chispita interior, basta con que toquen a su puerta cuando la necesiten. Por hoy nos toca salir de escena, ¡ya está bajando el telón! ¡Hasta la próxima, amigos!

¡Y no olviden encender, día a día, esa “chispa” que llevan dentro!

Elvira G.

® Derechos Reservados.

1 comentario:

Ivonne dijo...

Gracias por tus comentarios. Me alegra que me regalaras un tiempo de tu existencia y visitaras mi blog. Bienvenida las veces que gustes seguiremos en contacto, tambien me encanta lo que escribes. Mucha luz u bendiciones.